152. DEL DIARIO DE UNA ZORRA (2)

15 de Septiembre

JAVI ME PETA EL CULO

Le conté a Carlos que me había ido a la cama con un chico negro en venganza por las mentiras que me soltó, y también le dije que él tenía todo el derecho del mundo a liarse con su compañera de trabajo Berta. Y que, del mismo modo que él tiene sus derechos, yo tengo los míos. Entre mis derechos está el de prohibirle que se venga a dormir conmigo, ya que éste es mi piso y por ahora no le quiero ver por aquí. Carlos pilló un cabreo impresionante y se largó dando un portazo.

Por lo que supe más tarde, a Carlos no se le ocurrió una idea mejor que ponerme a caldo entre sus amigotes, y cometió el error de contarles que yo andaba por ahí follando con el primero que pasa. Eso explica que Javi, uno de sus amigos, no tardase mucho en mandarme un mensaje bastante pasado de rosca, con fotopolla incluída, y en donde me pedía una cita sexual. Sin tapujos. Javi puede que sea muy amigo de Carlos, pero no se cortó nada en proponerme sexo anal con la excusa de que le había encantado mi culo desde el primer día en que lo vio.

Mi primera reacción fue mandar a Javi a la mierda, y así lo hice. Pero un rato más tarde, y sin saber muy bien por qué razón, volví a mirarme la foto de Javi y entonces pensé que el chaval me estaba ofreciendo la venganza perfecta. Le escribí a Javi y le dije que le esperaba a las siete en mi piso, y que podríamos follar en la misma cama en donde Carlos y yo dormimos tantas noches. Para rematarlo, le dije que mi culo es duro y estrecho, y que solo las pollas muy duras pueden entrar en él. "Dudo de que se ponga tan dura como para darme por el culete", le escribí. "Pero si crees que puedes, vente a las siete".

La amistad con Carlos se le esfumó a Javi en un segundo. A las siete menos cinco estaba llamando a mi piso. Se había bajado los pantalones y se meneaba el rabo tras la puerta. El tipo estaba excitadísimo y pretendía follarme en el recibidor, como si estuviera viviendo en una peli porno. Tuve que calmarle como se calma a un niño y aunque mi primer impulso fue mandarle de vuelta para su casa, no pude evitar la visión de su pene. Jamás me hubiera imaginado que Javi tuviese un pollón tan descomunal y entonces comprendí como podía ser que Javi, tipo más bien feúcho, tuviese una novia tan espectacular como Lidia, que es un bellezón estilo modelo de lencería.

Y la verdad es que la opción de ponerle los cuernos a Lidia también me apetecía un montón. Todo estaba a favor de tirarme a Javi. Y decidí que lo iba a hacer. Tras calmarle un poco le llevé al sofá, le ofrecí una cerveza y mientras él se refrescaba me desnudé y me recosté a su lado, dispuesta a lamerle su glande hermoso. Sin embargo, Javi rechazó mi boca tras unos segundos.

-No me chupes más que me voy a correr un tu boca, y yo lo que quiero es gozar tu culo. 

No tardé nada en verme sentada en el regazo de Javi, sintiendo como su pene entraba poco a poco en mi ano. A mitad del camino tuve que ir a por aceite de almendras, untarme bien y luego proseguir con el trabajo: lo que hice con Javi fue un trabajo a todas luces. Mi venganza no era nada fácil. Se me saltaron las lágrimas en varios momentos.



Al cabo de un rato, Javi me cambió de postura y me puso a cuatro patas. Le agradecí este momento de pausa. Pero lo que vino luego fue más intenso. Debía de ser cierto que llevaba mucho tiempo loco por mi culo, a juzgar por lo que estaba viviendo. Nadie me había penetrado con tanto ahínco por detrás.

En algún instante le pedí a Javi que sacara fotos del evento. Enseguida escuché los avisos en mi móvil: Javi llevaba rato sacando fotos y el muy cerdo no me lo había dicho. Comprendí que me había puesto de espaldas justamente para que no viera que me hacía fotos. Pero en este momento ya no me importaba y solo esperaba que terminase, porque mi culo estaba al límite. Entonces escuché su grito y vi la foto incluso antes de sentirlo en la piel: Javi se había corrido en mis nalgas. Tiene gracia de que me entere de lo sucede en mi culo por una foto, pero así fue.

Le mandé las fotos a Carlos y tardó un par de horas en responder con una sola palabra: "Zorra". Y entonces supe que iba a ser muy zorra.






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