160. CITA SECRETA CON MI EMPOTRADOR
Mi marido Luis se marcha a Madrid por cosas del trabajo y me veo sola durante tres días. En las primeras horas me prometo leer, ver pelis y gestionara las cosas de la casa. Pero pronto se me aparece la imagen de mi migo Jota, uno de mis tres empotradores preferidos. Me pongo a mirar las fotos que me hizo mi marido cuando Jota me empotraba la última vez.
De repente me veo tumbada en el sofá y casi desnuda, con una mano en mi entrepierna y la otra buscando el teléfono. Casi sin pensarlo me doy cuenta de que estoy llamando a Jota incluso antes de saber lo que voy a decirle. Jota tiene el teléfono apagado y le dejo un mensaje: "Estoy sola las dos próximas noches y me gustaría...".
Unos minutos más tarde Jota me manda el enlace a un vídeo porno y me dice que hoy no puede, pero que mañana sí puede venirse a mi casa. Y que de mientras me puedo masturbar con ese vídeo. Me pongo a ver el vídeo con ganas: dos hombres aparecen por arte de magia en el dormitorio de una joven que duerme con ropa sexy y la penetran por todas partes. Tardo un rato en descubrir que mi amigo Jota es uno de los dos actores. No me extraña nada y algo me había dicho él sobre sus pinitos en la industria del porno. Cuando me doy cuenta me fijo mucho más y me excita ver ese pene de Jota tan gordo metido en el culo de la actriz, y sabiendo que es el mismo pene que entró en el mío meses atrás.
Quedamos a las siete de la tarde.
A las seis y media, sin embargo, Jota ya ha llegado. Le recibo agachándome delante de su pene.
Y a las siete menos cuarto me tiene saltando encima de su pene como una loca, con mis ropitas sexis deslavazadas, una teta al aire y mis nalgas enrojecidas por sus azotes.
Si ahora mismo me pidiese si me puede mear encima le diría que sí, pero Jota sigue percutiendo mi ano a punto de estallar.
No tardaré mucho en suplicarle que se corra, aunque me gusta que aguante tanto tiempo y me dé tanto placer. Pro de repente Jota me pide que me tumbe delante de él y le presente la cara.
Jota me regala varios chorretones. Pierdo la cuenta. Luego se ducha y se va, antes de decirle que se puede quedar a dormir.
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