18. LAURA SE LLEVÓ EL PREMIO

Mi amiga Laura es la persona que más hizo por introducirme en el mundillo del sexo liberal, y quien me hizo descubrir los roles de cornudo, hotwife y corneador. Ella me llevaba unos años de ventaja y se conocía bastante bien el percal. Una vez metida yo en mis propias aventuras, nuestra relación se enfrió un poco y por eso, de vez en cuando, nos llamamos. Nos ponemos al día y nos contamos nuestras últimas andanzas. Tanto ella como yo estamos casadas con maridos de tendencia cornuda, así que las veladas suelen ser muy divertidas: si ellos supieran lo que decimos de ellos se iban a poner de los nervios.

La última vez que me llamó me propuso compartir por un día a su nuevo corneador, de quien me contó maravillas. Vale más que lo veas, todo lo que diré será poco, me dijo. Aunque la situación que Laura me proponía no es la que más me emociona (yo prefiero más hombres que mujeres en cualquier encuentro), pensé que le debía a Laura esa cita y me presenté en su casa en el día indicado, un viernes por la tarde. Su marido estaba de viaje hasta media semana y el mío, que sí estaba en casa, aceptó sin rechistar y me sugirió que quizás el amigo de Laura también podría el nuestro algún día próximo.

Yo me puse unos ligueros y un vestidito breve, besé a Luis en la boca antes de salir y, ya en el ascensor, me quité las braguitas, que dejé en el bolso para llegar preparada a casa de mi amiga.

Laura tuvo el detalle de pedirle a su amigo Iván (ese es el nombre del corneador) que me abriese la puerta y me invitase a entrar. Me encontré con un chico bastante joven, fornido y atlético y bastante guapo. La envidia empezó a corroerme. Más que nada porque el chico apareció en la puerta con solo unos calzoncillos azul eléctrico, y había tenido tenido el detalle de disponer su pene grandote saliendo por un lado, ya medio erecto y húmedo (Laura le debía de estar regalando su boca justo antes de mi aparición).

Mientras mi amiga me presentaba a Iván y me contaba algunas cosas de él (tiene una novia muy joven y muy guapa en Tarragona y es una suerte que se haya venido, trabaja como encargado en una empresa de Castellón, practica ciclismo y hace esculturas de madera), Iván empezó a toquetearme por todas partes y me dejó solo con los ligueros como por arte de magia. Su mérito es que, al mismo tiempo que me desnudaba, frotaba suavemente el clítoris de Laura, a quien le costaba hablar sin jadear.

En esos primeros momentos pensé que Laura me iba a ceder a su amigo. Pero en cuanto empezamos a ponernos en serio, descubrí que Iván solo intentaba quedar bien conmigo, ya que se dedicó en cuerpo y alma a ella. A mi me dio unos cachetes en el trasero, me penetró un par de minutos mientras la besaba a ella y luego me obligó a lamerle los pechos mientras él se preparaba para descargar en la cara de Laura.

Por suerte, cuando Laura se fue al baño para limpiarse, Iván deslizó un papelito con su número de teléfono en mi bolso mientras me hacía chitón. De modo que al regresar a casa le pude contar a mi marido que la cosa iba bien y que la cita había sido productiva. Pronto conocerás a Iván, le dije. Y él se sonrió satisfecho.





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