25. LA INICIACIÓN SWINGER DE PABLO Y NURIA
Sin embargo, alguno de los dos dejaba comentarios muy subidos de tono en las fotos de los usuarios habituales. Nos dejaron varios comentarios explícitos y morbosos. No pude deducir cual de los dos escribía, pero algo me indicaba que era Nuria, y que era ella la que realmente quería iniciarse.
Tuvimos algunos chats breves, solo para presentarnos y tomar contacto. Hasta que por fin nos decidimos a quedar con ellos. Nos invitaron un sábado al mediodía en un pueblo de la costa, en donde tienen una casita. Luis y yo nos sonreímos: justo en el pueblo de al lado hay un conocido club liberal que nos encanta. "Si la cosa sale mal con Pablo y Nuria", me dijo Luis, "podemos ir luego al club". Eso es exactamente lo mismo que había pensado yo.
Así que un sábado nos presentamos en casa de la pareja curiosa. El ambiente era distendido, y empezamos con un Martini para pasar luego al vino blanco. A la hora de la barbacoa en el patio trasero de la casa, los cuatro íbamos ya algo alegres y nos empezamos a soltar. Cuando se enteraron de que éramos asiduos a los clubes demostraron más interés y nos cosieron a preguntas para que les contáramos nuestras experiencias. Yo me di cuenta de que a Pablo le interesaba mucho el rol del cornudo voyeur, ya que Luis no se corta nada en cuanto relata esa faceta suya. Enseguida me di cuenta de que Pablo y mi marido eran muy parecidos: a ambos les encanta mirar como se trajinan a sus esposas delante de su cara.
A su vez, a Nuria esa idea la excitaba mucho y no tenía reparos en ponerlo en evidencia. Dos horas más tarde estábamos ya en el club. El ambiente, a media tarde, era demasiado tranquilo. Había alguna pareja retozando en un sofá, algún mirón, algunas parejas tímidas y algunos chicos solos todavía muy a la expectativa, calibrando el escenario y esperando. Nos sentamos los cuatro en una mesita redonda y seguimos charlando. Me di cuenta de que la situación estaba en un punto muerto. Ya que una vez en el lugar, tanto Nuria como Pablo se sintieron cohibidos. Creo que lo de desnudarse ante todo el mundo les daba vergüenza, y no digamos ya tener sexo ante todos.
No tardé mucho en dar con una alternativa para sacarnos del momento de crisis. Me levanté y me fui a hablar con dos chicos que estaban en la barra con sendos gintonics. Uno era un negrazo muy guapo, y el otro un latino de buen ver. Hablé con ellos un par de minutos y luego regresé a mi mesa.
-Los dos chicos están dispuestos a venirse con nosotros. ¿Qué tal si les invitamos a vuestra casa y nos montamos una fiesta de seis en privado?
Luis y Pablo se miraron y asintieron de repente, como si fueran amigos de toda la vida. A Nuria se le pusieron los dientes largos cuando contempló a los dos chicos, que ya se acercaban a nuestra mesa con la mejor de sus sonrisas.
La velada en casa de Nuria y Pablo transcurrió tal como me supuse. Luis y Pablo instalaron dos butacas enfrente de la cama, se sentaron en ellas sin quitarse ni los zapatos, abrieron una botella de vino blanco y brindaron mientras Nuria y yo nos ofrecíamos a los dos chicos. Nuria lo disfrutó como una loca lo mío no fue menos. Me excita muchísimo la mirada de Luis mientras me sacude un machote. Los dos maridos no cesaron de brindar con sus copas de vino, y a Nuria y a mi nos dieron candela de la buena durante un par de horas. Nosotras terminamos agotadísimas y los maridos muy bebidos.
Cuando los dos chicos se marcharon, me pareció que Nuria estuvo a punto de largarse con ellos para seguir la fiesta, pero se recató. Creo que a esta pareja le espera un gran futuro en el mundo liberal.
Comentarios
Publicar un comentario