29. LAS EXIGENCIAS DEL CORNEADOR

La historia que os voy a relatar no me sucedió a mi, si no que me la contó mi amiga Nuria, de quien ya he escrito en ocasiones anteriores.

Nuria se incorporó al mundo swinger hace apenas un par de años, pero la verdad es que empezó con mucha energía. Ella y su marido Pablo preferían los encuentros en casa mejor que en los clubes, y siempre invitaban a un chico de buena planta para que tuviese sexo con ella mientras Pablo contemplaba la escena. Un día, de repente, Pablo y Nuria descubrieron la nomenclatura "Hotwife" y "Cuckold", y entonces empezaron a usarla en sus interacciones.

Como todos sabéis, esos nombres se pueden usar y se pueden interpretar de muchas maneras. A través de la web swinger, la pareja de amigos dio con un hombre que parecía tener mucha experiencia en el asunto y que se presentaba como un duro castigador de esposas calientes. Por lo visto, les contó por el chat tanto a Nuria como a Pablo sus características, habilidades y gustos con todo lujo de detalles. El castigador, que se hacía llamar "BigJohn" en la red, les puso muy calientes a ambos, y enseguida empezaron a imaginar el encuentro.

Sin embargo, BigJohn les dijo que antes de gozar de su presencia deberían pasar algunas pruebas para asegurar que ella era una auténtica Hotwife. Nuria estuvo de acuerdo enseguida, muy excitada por la idea de pasar unas pruebas que, sin duda alguna, serían muy morbosas.

El castigador exigió primero algunas fotos de Nuria con otros corneadores, demanda a la que ella pudo responder sin problemas (en alguna de ellas aparecía también yo, por cierto). Luego pidió una charla telefónica en presencia de su marido. También accedieron. Nuria terminó masturbándose durante la conversación y Pablo la ayudó, aunque ella no necesitaba ayuda. La siguiente prueba consistía en hacerse una foto desnuda al aire libre. Pablo y Nuria se fueron enseguida a las afueras de la ciudad, tomaron un camino que se adentra en el bosque y allí Nuria se desnudó.

Poco después les llegó la siguiente: una foto semidesnuda en un centro comercial. Nuria se sintió algo cohibida pero al fin encontró la solución: se presentaron una mañana a las siete ante el Carrefour y allí se hizo las fotos. Un transportista que esperaba para descargar en la cabina de su camión se llevó un buen recuerdo de ese momento, y dice Nuria que el transportista descargó antes de la hora prevista.

La prueba final era la más compleja. BigJohn le dijo a Nuria que ya solo le faltaba una. Consistía en ponerse lencería sexy y mostrarse ante una ventana que diese a la calle. Pablo debería sacar las fotos des del exterior. Pablo y Nuria viven en un sexto piso, así que tuvieron que ingeniárselas para cumplir el deseo del corneador. Al fin, a través de Air B and B, consiguieron alquilar una planta baja con ventana a la calle. Era un barrio tranquilo y una calle poco transitada. Así que ella se puso sus mejores prendas y se exhibió ante la ventana. Por lo que me contó Nuria, en ese momento se sentía tan caliente y excitada que se temía que iba a explotar: sabía que era la última prueba y la situación la ponía enferma de placer.

Pablo se situó en la calle y le estuvo sacando fotos mientras ella se contorneaba hasta que, incapaz de contenerse, se metió los dedos por el ano. Cuando Pablo entró en la casa penetró a su esposa como nunca, mientras ambos imaginaban el encuentro inminente con el castigador. Por lo visto, se olvidaron de correr las cortinas.

Por fin llegó el día de la cita con BigJohn. Nuria me contó que se presentó un tipo con pinta de vicioso y de bastante buen ver, la agarró por detrás y, en menos de tres o cuatro minutos, se descargó en sus nalgas. Tras lo cual se vistió y se esfumó sin decirle ni media palabra.

Pablo y Nuria se quedaron masturbándose cada uno por su lado, luego juntos y por fin mutuamente hasta que amaneció.


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