35. EL CORNEADOR FIJO
Entre mis amigas swingers, este asunto ha salido a relucir varias veces en nuestras conversaciones e incluso nos hemos puesto a ver fotos de candidatos todas juntas. Nos gustan las fotos en las que los aspirantes nos muestran no solo sus cuerpos si no especialmente sus artes con otras mujeres, y nosotras las contemplamos mientras las envidiamos.
De entre el grupito de amigas, fue Susana la primera que se hizo con los servicios de un corneador fijo, y las demás andábamos locas preguntándole como le iba. Le iba de maravilla, claro está. Susana encontró a Charli, un cuarentón guapo y fornido que vivía a una hora escasa de ella y eso favorecía los encuentros improvisados. Muchas veces, Susana y su marido Rodri se sentaban en el sofá a ver una serie y, al poco, a uno de los dos les entraba el gusanillo del morbo, agarraban el teléfono y le preguntaban a Charli si estaba libre. En caso de respuesta afirmativa tardaban muy poco en encontrarse disfrutando de lo lindo en el mismo sofá en donde poco rato antes solo contemplaban una pantalla: Susana gemía de placer con los embites de Charli y Rodri babeaba contemplándolos.
La "relación estable" de Charli y Susana duró casi dos años, durante los cuales llegaron a compartir una semana de vacaciones en un apartamento de la costa, semana durante la cual sucedió lo que muchas hemos imaginado a veces: no solo compartían los tres su placer, si no que Susana encontró momentos para estar a solas con su corneador. Sentada encima de la lavadora centrifugando, en la playa por la noche, en el párkin del hipermercado e incluso en el balcón mientras Rodri preparaba la cena.
Sin embargo, llegó el día en el que Charli le contó a Susana que no tan solo se iba a casar con su novia de toda la vida si no que se iba a vivir con ella en Tenerife, con lo cual se terminaba todo.
Susana no encajó muy bien ese final, pero una vez recuperada del impacto, decidió que se merecía una despedida como Dios manda y no se le ocurrió otra cosa mejor que citarse con Charli en un hotel... pero en vez de citarle a solas también contrató a un fotógrafo para que inmortalizase el momento.
El fotógrafo y Charli hicieron lo que se esperaba de ellos, cada uno a lo suyo. Sin embargo, tras estar un buen rato arrodillada ante Rodri y de espaldas al fotógrafo, el amante la puso a cuatro patas mirando a cámara. Y entonces Susana se dio cuenta enseguida de que algo estaba a punto de suceder: el fotógrafo, aún sin dejar de sacar fotos, también se había sacado el pene que, por lo visto, era de buen tamaño.
Suponéis bien: mientras Charli se duchaba tras su último polvazo con Susana, el fotógrafo consiguió montarla. Cuando Charli regresó de la ducha se fijó en que además del chorretón de esperma que le dejó a Susana en las nalgas, ella llevaba otro en las mejillas.
Susana apuntó al fotógrafo entre los nuevos aspirantes a corneador fijo, aunque todavía no ha elegido.
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