50. SEXCORTOS
Playa nudista
Con el fin de estar guapa para el día de su boda, Gloria se fue a la playa. El moreno le queda muy bien con su pelo rubio y sus ojos claros, y le sentaría de maravilla con el vestido azul turquesa que se había comprado para la ocasión (que era la segunda boda). Para hacerlo bien del todo, se informó sobre las pocas playas nudistas y acudió a una de las que le sugirieron. Vio que había un chiringuito en donde podían alquilarse tumbonas y se puso en una de ellas, previo pago de cinco euritos.
Poco rato después apareció una pareja joven y se pusieron a su lado. No tardaron nada en empezar sus toqueteos, y su desparpajo y atrevimiento públicos llenaron de curiosidad a Gloria. Lo que la asombró de veras fue la frase que le dijo la chica a su amigo: " ¿te atreves a tirarte a la señora de al lado?". El chico miró a Gloria y asintió. En este momento, Gloria se dijo que el chico era muy guapo, así que se predispuso a lo que pudiese surgir.
Mientras el chico caminaba a hacia ella con una gran sonrisa, su chica empezó a masturbarse sin quitar ojo de la escena. Eso excitó a Gloria definitivamente. Pero aún así no se atrevió a ofrecerse por completo al chico ante toda la playa y la clientela del chiringuito, de modo que tras intercambiar unas palabras le propuso una masturbación.
Y así fue como Gloria, de 45, masturbó a uno de 25 ante la mirada de su novia, de 20, que no paró de pajearse hasta conseguir dos orgasmos.
El reto de Chus
Chus y Marcela se conocieron en una página de sexo liberal, una noche en la ambos iban salidos. Ella se había detenido en el perfil de Chus tras ver las fotos en la que el enorme pene de él estaba en la boca de mujeres distintas. Marcelo solo había epenes de esta envergadura en las páginas porno. La hora era ya muy alta y Marcela estaba desinhibida por completo, así que le pidió a Chus, sin tapujos, si quería añadir otra foto a su colección. Chus, sobra decirlo, le respondió que estaría encantado. Quedaron para el encuentro lo antes posible: a la mañana siguiente. Chus hizo los 80 kilómetros que les separaban sin pensárselo. Cuando estaban empezando la sesión, Marcela se sacó el pene de la boca para preguntarle como era que en ninguna de las fotos aparecía Chus follándose a sus parejas por la vagina y él, devolviendo la boca de Marcela a su tarea con un gesto rápido y seguro, le contó el secreto:
-Solo me follo a las que se me la tragan entera. Si lo consigues ya lo sabes.
Marcela, llevada por el deseo y excitada con el reto, hizo lo posible. Pero no lo consiguió. Al día siguiente se puso en una web de objetos eróticos y empezó a buscar los dildos más grandes del mercado, con la intención de entrenarse a fondo y, en un futuro, superar el reto de Chus. Creo que todavía no lo ha logrado tras varios intentos, pero ella no cesa y Chus está encantado.
Corregir los celos de Eduardo
Eduardo y Josefina se fueron a pasar un fin de semana en un resort liberal. Nada más llegar se fijó en que su esposa no apartaba la mirada de los hombres que se paseaban por allá, especialmente los que tenían el pene más grande y vistoso. Con uno de ellos tuvo un escarceo rápido en el solarium, aunque terminó con un amago de felación de medio minuto, que Josefina tuvo que suspender ante loas malas miradas de su marido. Eduardo se mosqueó y estuvo un par de horas serio y ofendido, haciéndole comentarios desagradables a Josefina. Eduardo es un tipo con virtudes, pero a veces se comporta como un niño. Y ella decidió darle un escarmiento.
Josefina le pidió al chico que volviese y le montó en el mismo sofá. Como es habitual, otros hombres se acercaron a presenciar el evento. El rostro de Eduardo empalideció y luego se puso verde. Ella, mientras cabalgaba al hombretón, le advirtió:
-Hasta que no cambies esa cara voy a tirármelos a todos. Y si sigues sin cambiar de actitud, esta noche tu dormirás solo, pero yo dormiré con tres.
En pocos segundos Eduardo puso su mejor sonrisa, se sentó al lado de su esposa y empezó a acariarle los pechos, que saltaban a ritmo frenético. Aquella noche Eduardo durmió junto a su esposa y dos hombres más.
Comentarios
Publicar un comentario