53. EL CORNEADOR MÁS MACHO

Como ya sabéis, a las hotwife y a nuestros queridos mariditos cornudos nos gusta tener a un corneador fijo, ya que eso facilita mucho la vida cotidiana: es fácil organizar encuentros, nos conocemos y las cosas son más fluidas.

Durante casi un año tuve como amante fijo a Nacho, hombretón de cuarenta atlético y muy bien dotado, atento y siempre dispuesto a dejar lo que tenga entre manos para acudir al lado (o debajo o encima) de una servidora. Uno de esos hombres que no fallan nunca. Nacho es resolutivo y enérgico, y aunque soy de las que siempre se quedan con ganas, Nacho me deja tan agotada que no puedo pedirle más.

Me ha llevado al campo muchas veces, ya que le encanta tener sexo al aire libre en los bosques o en las playas, y a veces me empotra en el primer árbol que encuentra mientras mi marido controla que no se acerquen los mirones por el camino.

En una de esas, justamente, cuando ya empezábamos, descubrimos a una pareja de gays más allá, que llevaban ya rato dándose placer. Nacho se quedó mirándoles atentamente hasta que de repente me soltó:

-Soy tan macho que me puedo follar a un hombre.

-Pues... ¿sabes? -me salió del alma- A mi me encantaría verte follándote a un hombre, cuando quieras.

No tardó mucho en llamarme Nacho para proponerme un encuentro con una amiga trans a la que le había contado mi fantasía y accedió sin dudarlo.

Nos encontramos de nuevo los cuatro. Laura (la amiga trans de Nacho) era una mujer despampanante, morenaza y alta, toda curvas y una mirada de deseo que te echaba de espaldas. Cuando Nacho nos presentó me besó en la boca al tiempo que me pellizcaba el culo, con lo cual yo pude anticipar lo que podía suceder esta tarde. 

Nos pusimos en el patio (al lado del seto para evitar las miradas no deseadas) y mi marido se sentó a contemplar los sucesos sentado en la butaca de mimbre y con su cervecita en mano. Cuando Laura se desnudó descubrí que su pene era quizás más grande que el de Nacho y es de esos que parecen siempre a media erección.

Nacho, resolutivos como siempre, sentó a Laura encima suyo y empezó a penetrarla sin pedir permiso, aunque no creo que Laura esperase lo del permiso. Laura me indicó con su mirada ansiosa que le lamiera el pene, y yo me apliqué enseguida. Y su pene, que ya era grande, creció en mi boca. tanto Laura como estábamos deseando follarnos, pero Nacho se dio cuenta de nuestras intenciones y se las ingenió para hacer lo que fuese y evitarlo. Eso no me gustó: me pareció muy egoísta. Cuando vi que Laura se corría y me mandaba una mueca de pesar supe que aquella vez por lo menos no podría llevar a cabo mi plan.

La tarde terminó y Nacho y Laura se fueron. Un rato más tarde descubrí que Laura había "olvidado" un pedazo de papel en el baño. Con su número. La llamé aquella misma noche y a la mañana siguiente ambas nos pudimos dar placer en su apartamento de las afueras. Cuando ya me iba me crucé con una chica en las escaleras: subía atolondrada y sonrojada. Me quedé a observar y vi que llamaba a la puerta de Laura. Me fui sin decirle que Laura estaba completamente vaciada.




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