58. BUSCANDO CORNEADOR

Tras un tiempo en el mundo swinger, Luis y yo decidimos buscar a un corneador fijo -como lo llaman algunas-, o a un amante estable. Nos convencieron otras parejas amigas tras hablarlo varias veces. El amante fijo permite nuevos juegos y da muchísimo morbo, ya que las citas resultan más fáciles de organizar y pueden suceder más situaciones inesperadas. Víctor, el marido de Lola, lo expresó muy bien una noche en casa:

-Cada vez que Lola tarda en llegar más de lo habitual me la imagino en la cama de Max. A veces, de repente, me llega un mensaje con una foto suya y ahí está, en efecto, comiéndole a Max o abierta y esperando su estoque. Y no veas como me pone eso...

-¡Pues vaya si te pones, cariño! -corroboró Lola- Cuando llego a casa me espera otra buena tanda... Víctor me folla diferente y mucho mejor cuando ha recibido una foto por la tarde, jeje...

Así que Luis y yo nos pusimos a la búsqueda del corneador. Empezamos en la web de los swingers colgando algunas fotos mías, más o menos eróticas: en bikini, posando con un pecho al aire, etc. recibimos muchos piropos, como os podéis imaginar. Y algunos mensajes más o menos explícitos, pero la verdad es que algo nos sabía a poco y muchas veces quienes nos escribían eran hombres casados, con quienes la experiencia del corneador quedaría muy limitada a los encuentros furtivos, que suelen ser apresurados cuando no accidentados. No digo que ese tipo de citas no tenga su gracia, pero des de luego no era lo que andábamos buscando.

Eso mismo lo hablamos con otra pareja amiga, la de Marga y Leo. Nos aconsejaron poner mensajes y fotos mucho más explícitas, y era obvio que estaban en lo cierto.

Mientras Luis y yo pensábamos en cuáles deberían ser las siguientes fotos que debíamos exponer, Leo me llamó una tarde. Se ofreció para colaborar en las fotos y me lo contó muy claro:

- Mira Maite, me ofrezco para ayudarte en esas fotos que necesitas. Lo mejor sería mostrar lo que buscáis, y colgar la foto en la que un hombre te penetra ante tu marido, que contempla contento la escena. ¿Cómo lo ves? Yo me ofrezco desinteresadamente.

-¡Desinteresadamente, dice el muy interesado! -murmuró Luis, que estaba a mi lado y había escuchado la conversación por el altavoz.

-Bueno, Luis, pero el chico lo hace con buena intención.

La verdad es que a mi Leo me parece un hombre atractivo, así que por mi parte no había peros. Tuve que convencer a Luis, que no tardó en aceptar.

Nos vimos los tres en casa por la tarde siguiente. Yo estaba excitadísima, así que Leo lo tuvo muy fácil. Ensayamos un poco las escenas y nos pusimos al asunto. Fue una de mis grandes tardes, la verdad.

-Cuando estemos en plena faena -me recordó Leo- no te olvides de levantar una mano y poner el signo de los cuernos, eso es una señal que muchos aprecian.

Y así lo hice.

Leo se tomó su tiempo y me estuvo dando candela en todas las posturas que se le ocurrieron, siempre por el bien de las fotografías, por supuesto. No se olvidó de penetrarme el ano y, cuando lo hacía, le indicó a Luis que sacase una instantánea de ese momento:

-Eso gustará mucho a los hombres.

Cuando terminó, Leo tuvo la delicadeza de correrse en mi cara (mientras yo hacía de nuevo el signo de los cuernos) y entonces señaló mis mejillas y le ordenó a Luis:

-Sácale una foto ahora, eso también gusta mucho.

-Claro -masculló Luis mientras obedecía.

Una vez con las fotos del encuentro con Leo, nos pusimos de nuevo a la búsqueda del corneador ideal. Tuvimos que hacer una selección, claro, y os lo iré contando por aquí.






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