60. ME METIERON UN PLUG ANAL

Cuando Laura y Santi se metieron en el mundo liberal, ambos se prometieron que siempre compartirían sus aventuras y así lo hicieron durante mucho tiempo. Pero llegó el día en el que Laura se sintió incapaz de contarle toda la verdad a su marido y, pasado un tiempo, me lo contó a mi.

Laura y Santi iban poco a los clubes, ya que su opción preferida era quedar en casa con parejas y chicos. Fueron conociendo a mucha gente a lo largo del tiempo, pero por lo visto hubo dos hombres que no la dejaron nada indiferente: Paul (un negrazo impresionante de 35 añitos, soltero) y Rafa (un maduro metrosexual y vicioso, casado). 

Con ambos se fue escribiendo correos y mensajitos sin que Santi supiera nada de eso, aunque siempre en los momentos de calentón y sin mucha más intención que la de masturbarse en plan rápido. Como se puede suponer, ambos le pedían nuevas citas a solas y le hacían toda clase de ofertas. Paul le propuso un viaje de quince días a su país, Senegal, y Rafa la invitó a un fin de semana en un velero. Sin embargo, Laura les dijo que solo quedaría con ellos si también estaba su marido. Y así fue pasando el tiempo.

Pero a Laura cada mensaje de uno de los dos corneadores la ponía más y más cachonda, hasta que un día, incapaz de gestionar tanto deseo, les escribió a ambos a la vez para citarles juntos y terminar de una vez con sus ansias. Les puso en contacto y les pidió que le organizaran un encuentro a tres bandas.

Tras un par de días, le respondieron: resulta que un amigo de Rafa tiene un chiringuito de playa que cierra los martes, pero nos lo puede dejar ese día. Quedamos allí los tres.

Laura no tardó ni un segundo en responder: "El martes me va perfecto. Santi vuelve tarde a casa".

El día de la cita Laura aparcó su coche cerca de la playa y anduvo por el caminito hasta el local mientras sentía una excitación tremenda, de modo que decidió desnudarse antes de llegar. Hizo bien, ya que en el chiringuito sus dos amantes estaban hablando y tomando copas... completamente desnudos.

Nada más llegar empezó la fiesta. Laura se encontró en el trío más intenso de su vida. Mientras chupaba a Rafa tras habérselo hecho a Paul, el negrazo ya la estaba tomando por detrás, y la doble penetración no tardó nada en llegar. 

-No te preocupes -le dijo Paul- No hay nadie por aquí.

Así que Laura pudo chillar sin temor a ser escuchada. La excitaba muchísimo descubrir el entendimiento entre sus dos amantes preferidos, los dos de acuerdo en darle placer sin conflictos. En algún momento duranta este rato lamentó incluso estar casada.

Hicieron una pausa para refrigerarse pasado un buen rato, y fue entonces cuando le contaron que le habían comprado un plug anal entre los dos. Rafa sacó el artilugio de su estuche y se lo plantó al lado. Era un plug plateado, con unos brillantes rosados.

-Debes escoger cual de los dos te lo pone -le dijo Paul.

Tras unos juegos de azar, fue Paul quien le puso el plug en el ano, tras lo cual ambos le sacaron fotos del culo. La tarde prosiguió hasta que, a la hora convenida, Laura regresó a su casa con el plug guardado en su bolso. Al día siguiente, recibió un mensaje de Rafa:

-La próxima vez me toca a mi -le dijo escuetamente.

Mientras Laura espera la tarde de un martes en la que Rafa la citará de nuevo en el chiringuito de la playa, cada día se prueba el plug varias veces cuando su marido no está.