63. CLUB CUCKQUEAN

Marta descubrió que su marido David tenía encuentros secretos con otras mujeres. Quizás siempre lo había sospechado, pero jamás se lo tomó muy en serio: solo eran indicios y él la acusaba de neurótica en cuanto se lo manifestaba. Pero llegó el día en que tuvo la evidencia y entonces decidió actuar por fin. Se apuntó a mi grupito de hotwives y durante unos meses asistió a nuestros encuentros de mujeres con corneadores. Se lo tomó como una venganza.

Sin embargo, tras este tiempo, decidió que no era suficiente con pagarle a su marido con la misma moneda, si no que era necesario hacer algo más.

Una noche, mientras esperaba la llegada de su marido (aunque dos noches atrás Marta estuvo conmigo y con Lali y con cuatro machos corneadores) empezó a imaginarse lo que David estaría haciendo con su amante y ese pensamiento, inesperadamente, la puso cachonda. David es rutinario en su sexo conyugal, pero Marta estaba convencida de que con sus amantes debe de ser más osado, creativo y lanzado. De este modo es como empezó a fraguar la idea que me expuso:

-Me vienen ganas de ver a mi marido con otras mujeres, ver lo que les hace, saber lo que le gusta. Pero no quiero ver fotos, quiero verlo delante mío. Y lo que no quiero es que se traiga a sus amiguitas a mi cama, lo que quiero es que sea yo quien le lleve a una mujer, tal como los maridos cuckolds hacen cuando le llevan a un corneador a casa.

-Me estás pidiendo que... ¿sea yo la invitada para que me folle a tu marido?

Así fue como me convertí en la primera folladora del marido de Marta, en su nueva etapa de Cuckquean. La verdad es que David era un tipo atractivo al que a todas nos gustaba, aunque para nada le hubiese invitado a mi casa o le hubiese convertido en mi amante fijo.

Marta preparó el día de la cita con tiempo y esmero. Cuando David llegó del trabajo yo ya estaba lista, con mi lencería en el sofá al lado de Marta. Ella le invitó a follarme y él, tras unas muecas raras y unos gestos ambiguos, comprendió lo que sucedía y que no le quedaba otra a no ser que quisiera enfrentarse a un divorcio. Así que, ni corto ni perezoso, empezó por arrodillarse delante de mi.

David me dio mucho placer, se debe decir la verdad: es un gran amante y sin duda Marta comprendió que su futuro en la pareja era adquirir el rol de cuckquean y disfrutar de ver a su marido con otras mujeres. Yo repetí varias veces.


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