64. EL CUMPLE HOTWIFE DE LURDES

Cada año, en su aniversario, Lurdes organiza una pequeña fiesta hotwife a la que invita a dos amigas y a su corneador favorito, Lucas. Manuel, el esposo de Lurdes, asiste en calidad de convidado de piedra: solo puede mirar, y solo puede mirar des de una cierta distancia.

Cuando Lurdes me contó que Lucas estaría allí no pude negarme: a Lucas le conocí hace tiempo y es de esos hombres que no se olvidan jamás. Además de ser una morenazo fibrado y guapetón, es un hombre muy bien dotado y con un aguante difícil de superar, por no decir de creer: Lucas es capaz de darlo todo durante más de dos horas sin desfallecer.

A la fiesta fuimos Maite y yo. Cuando llegamos, algo nos indicó que Lurdes había gozado ya de Lucas, a juzgar por su sonrisa y por una manchita húmeda en su liguero. Maite se mosqueó un poco por eso, pero no dijo nada. Nos tomamos unos gintonics y brindamos por el cumple. Manuel también brindó, sentado en su butaca y sin poder parar de masturbarse, ya que las tres enseguida nos pusimos medio desnudas. No había tiempo que perder: tres horas más tarde se presentaría la familia de Lurdes, suegra incluida. Así es la vida de las mujeres casadas.

Quizás por envidia, mientras todavía estábamos con los gintonics, Maite se nos adelantó y se abalanzó de cabeza en el pene de Lucas, que ya estaba medio erecto, y se lo zampó por sorpresa. Él lanzó un gemido de placer, dejó su vaso a un lado y se concentró en la situación. Maite movía la cabeza con prisa y muerta de deseo. Yo no tardé nada en incorporarme, aunque me tuve que conformar en lamerle los testículos, cosa que a Lucas le encantó y le puso el pene a su máxima potencia. Creo que Maite lamentó eso, yo diría que estuvo a punto de descoyuntarle la mandíbula.

Cuando levanté la mirada vi a Lucas besando a Lurdes y tocándole los pechos. No se si ya habían retozado antes de nuestra llegada, pero estaba claro que lo volverían a hacer. Manuel, al fondo del salón, seguía bebiendo y masturbándose, cada vez más excitado.

Lucas agradeció la dedicación de Maite y le propinó una penetración durante la cual Lurdes y yo no pudimos hacer nada más que admirarla y rogar que a nuestro corneador le quedaran energías para nosotras. A Maite, aún estando sometida al duro tratamiento de Lucas, se le ocurrió sacarse un selfie para mandárselo a su marido, aunque me pidió a mi que escribiese la frase: "Hola cariño, todo bien en el cumple de Lurdes" ya que ella no se sentía capaz de teclear.

Por fortuna, Lucas pudo darnos placer a las tres. Cuando terminó conmigo me quedé tumbada en el suelo, y fue entonces cuando sentí el chorrito de líquido caliente en mis pies. Lo sabía: Manuel se había levantado y, tras dos horas de masturbarse, me había regalado su esperma. Le di un besito cariñoso.




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