70. LA VENGANZA DE CLARA (Primera parte)
Clara y Juan llevaban casi 20 años casados y varios años en el mundo swinger. Iban a menudo a los clubes y organizaban pequeñas fiestas en su casa. A todos sus amigos nos parecían una pareja unida y cómplice.
La cosa swinger suele unir a las parejas, pero también puede provocar cambios. Y eso es lo que les sucedió a Clara y a Juan. En una de las últimas fiestas en su casa a la que acudí con mi marido, conocí a Elisabeth, una chica bastante más joven y muy lanzada que, en esa misma fiesta, consiguió estar con todos los hombres incluido mi marido.
Poco más tarde Clara me llamó para contármelo: su marido se acababa de largar de casa para irse con Elisabeth. Por lo que supe, la cosa ya no tenía remedio. Clara estaba dolida y furiosa. Después de hablar con ella hablé también con Berta y con Laura, amigas comunes, y entre todas le montamos una cena urgente para distraerla. Fue durante esta cena cuando Laura le propuso a Clara que debía vengarse de Juan con una buena venganza.
-Juan debe enterarse de lo que se pierde, ya que esa chica con la que se ha liado es muy joven y seguro que no se entera de lo que hay. Tenemos que organizarte una fiesta. Tu vete buscando a un corneador como Dios manda y nosotras hacemos lo demás.
Solo dos días más tarde Clara nos mensajeó para contarnos que había contactado con un corneador de campeonato y nos reenvió las fotos que el chico le había mandado como carta de presentación. Todas nos quedamos admiradas. Fue Berta la primera que me llamó para comentarme lo que era obvio y todas estábamos pensando:
-Pero... ¿tu has visto qué huevazos tiene este hombre? ¡Yo jamás había visto algo así!
En realidad, las tres amigas de Clara pensábamos lo mismo: no solo ella tenía suerte por haber dado con un prodigio como este, si no que ninguna se lo quería perder. Laura nos contó que su marido estaría dos días fuera por cosas del trabajo (aunque igual le mandó a casa de su madre o algo así) y que podíamos montar la venganza de Clara en su casa.
Como era de esperar, acudimos todas a la fiesta de la venganza. Carlos, el chico de las fotos, era tal como se presentaba: tenía unos huevos enormes (y estaba bien dotado en general). Enseguida nos pusimos a la faena, Clara la primera. Le habíamos comprado un vestidito rojo y unos zapatos de taconazo del mismo color, y Carlos se excitó enseguida al verla así, aunque la verdad es que la presencia de tres mujeres más estoy segura de que ayudó mucho a su alegría.
Clara y Carlos se encamaron y Laura se encargó de hacer las fotos. Le iba pidiendo a Clara que mirase a cámara e hiciese la peineta, dedicada a su ex-marido Juan. Laura le mandó no menos de 20 fotos a Juan, para que se enterase bien de que su mujercita se estaba vengando de lo lindo.
Cuando terminó la sesión nos echamos unos vinos y unas risas con Carlos, quien nos contó que ya había participado antes en alguna venganza parecida. Como Laura iba sacando más botellas de vino todas terminamos algo perjudicadas y (yo entre ellas) todas hicimos algo con Carlos en algún momento de la velada: algunas le besaron en la boca, otras en el pene y alguna no pudo reprimirse de lamerle aquellos huevos majestuosos que nos tenían fascinadas des del principio. Él se dejaba.
Creo que por fin nos fuimos durmiendo todas, ya casi de madrugada. Estoy segura de que Laura se llevó a Carlos a su cama y allí se cobró la comisión por haber organizado la fiesta.
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