83. MI MARIDO ME AYUDA EN CASA
Es cierto: mi marido me ayuda en lo que haga falta. Y aunque Luis participa en las labores de la casa cada día y ahí está cocinando, poniendo lavadoras, yendo de compras o fregando el suelo, unos días atrás me demostró que se puede contar con él para lo que haga falta.
Yo había quedado con mis dos corneadores preferidos, Jaime y Lucas, por primera vez juntos. Me costó mucho convencerles de juntarse. Tanto el uno como el otro me habían manifestado que me preferían a solas, pero por fin les convencí de hacer un trío. Fue Lucas quien le puso más reparos al trío, quien más insistió en nuestros encuentros a solas como estaba acostumbrado. Solo le pude convencer cuando le dije que mi Luis estaría allí para mirarnos y que podría hacérmelo ante la mirada de mi marido. Eso le excitó y por fin aceptó el reto del trío.
Lo malo de esa idea es que yo no le había contado nada a Luis, y ahora debía contárselo.
La noche anterior, tras hacer un polvete con mi marido, le conté que sería bienvenido a contemplar mi trío de la tarde siguiente con Jaime y Lucas. Y Luis, mientras limpiaba su corrida de mi mejilla, me agradeció la invitación. Allí estaré, me dijo, para lo que haga falta.
Y allí estuvo Luis, aunque yo no había previsto que mi marido asistiese al trío con mis dos corneadores.
Llegaron Lucas y Jaime, y les senté en el sofá mientras yo me fui a la cocina a prepararles unos gintonics. Ambos estaban muy excitados, los dos con sus penes muy duros. Luis apareció y se sentó al lado de Lucas. Yo les entregué los gintonics a Jaime y Lucas, y nada a mi marido. Tal como me esperaba, Jaime me tomó por detrás nada más sentarme entre mis dos amantes. Su pene redondo y grueso eligió mi ano (que yo llevaba previamente lubricado con aceites, porque me conozco a Jaime). Lucas se mosqueó y, aunque yo le prometí que luego me entregaría a él, vi como su pene se desanimaba. Y entonces sucedió.
Mi marido Luis se abalanzó en el pene de Lucas y se lo chupó hasta levantarlo de nuevo. Yo no me esperaba una entrega de mi marido tan grande, por eso le quiero tanto. Cuando Jaime se hubo satisfecho, el pene de Lucas estaba más lustroso que nunca gracias a la dedicación que le dio Luis: Lucas me folló como jamás me lo había hecho con tantas ganas y tanta energía.
Mucho rato más tarde, Lucas y Jaime me regalaron sus enormes corridas en la cara y los pechos, mientras mi marido Luis, apartado por zarpazo de Lucas, se tuvo que correr en un rincón detrás del sofá. Luego Luis lo limpió todo. Mi marido es un sol.
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