85. MONTSE, DE 60, SE LLEVA A TRES DE 30
Mi amiga Montse se divorció a los 60. Su marido y ella decidieron terminar con una relación insatisfactoria, y creo que hicieron bien.
Una vez divorciada, Montse quiso formar una nueva pareja y se apuntó a varias páginas destinadas a ello. Pero solo le salían propuestas de tipos muy mayores, cuyo denominador común era el de "viejos verdes" según ella misma les definió.
-Lo que más me preocupa es que me siento fuera del mercado sexual -me contó cuando nos vimos.
La verdad es que Montse tiene un tipazo envidiable por el que muchos hombres darían lo que fuese, y eso es lo que le dije.
-A ti lo que te pasa es que no te promocionas donde debes hacerlo -le solté yo.
Y así fue como le pedí un par de fotos y las expuse en la página de los swingers al lado de las mías, presentándola como una amiga nueva deseosa de vivir buenas experiencias.
No tardé en recibir un montón de ofertas, que le trasladé a ella. Montse se emocionó al comprobar que su cuerpo podía excitar a hombres mucho más jóvenes, así que no tardé mucho en organizar un encuentro con ella y con tres chicos tan dotados como prometedores, y ninguno de ellos mayor de 30 años. Como podéis sospechar, me aproveché de la ocasión para mi propio interés.
Montse alquiló una habitación en un aparthotel de la playa siguiendo mis indicaciones y allí nos citamos con tres machotes jóvenes. Uno de ellos, por supuesto, era una migo mío y me lo tenía reservado. Los otros dos eran para Montse. Debo concretar que todos ellos tienen novias muy jovencitas.
Una vez en el salón del aparthotel empezamos con unos gintonics y unas risas hasta que yo me llevé a mi amigo a la cama y Montse se quedó con los dos chicos restantes en el salón. Mi amigo me tuvo entretenida durante un par de horas, y cuando salí vi que Montse estaba gozando de lo lindo con sus dos chicos a la vez: uno de ellos la estaba penetrando por el ano y el otro por la boca mientras ella me hizo el signo de la victoria entre espasmos de gusto.
Para mi sorpresa, mi amigo decidió apuntarse a la fiesta con Montse. De modo que yo terminé durmiendo sola y Montse con tres.
Por la mañana, dos de los chicos se habían largado, pero uno de ello seguía pegado a Montse. Por desgracia mía, el chico que estaba con ella era mi amigo. Y sigue así hasta hoy, viéndose con ella cada martes. A Montse se la ve radiante. Y yo debo buscarme a otro novio.
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