89. NUNCA TE HE VISTO ASÍ
David se casó con Sonia tras dos años de noviazgo. Celebraron la boda por todo lo alto y echaron la casa por la ventana con los gastos del evento: alquilaron un yate, un restaurante y una discoteca. Se fueron al mejor resort de Cancún tras la boda.
A la vuelta de su viaje de bodas, David y Sonia descubrieron que su vida sexual no era muy rica, y decidieron mirar porno para excitarse. Así pues, muchos sábados por la noche se quedaban en casa y se ponían cine pornográfico en la gran pantalla que les regaló la madre de Sonia.
Uno de aquellos sábados, David le soltó a Sonia:
-Nunca te he visto así.
Con esa pregunta, David le expresaba a Sonia algo que le estaba doliendo des de hacía tiempo: Sonia no permitía que David se corriese en su cara. Como todo el mundo sabe, la corrida en la cara es el final más tópico en las películas "para adultos".
Sonia le respondió enseguida que eso de la cara no le gustaba, ya la conversación terminó allí. Pero David no se conformó con eso. Ni corto ni perezoso, David se buscó a una prostituta que aceptase la corrida facial, la contrató y lo hizo. David tuvo la idea de sacarle una foto a la prostituta.
Sonia no tardó mucho en pillar la foto que su marido tenía guardada en el móvil, y en cuanto la vio decidió que debía darle un escarmiento a David. Sonia, ni corta ni perezosa, se puso a buscar en la web de los swingers hasta que dio con Daniel, un macho corneador que se exhibía corneando a muchas mujeres en una infinidad de fotos. Daniel mostraba un pene largo y robusto. Lo que más cautivó la atención de Sonia fue el glande rosado y turgente que se veía en sus fotos.
-Mi marido me reprocha que no me haya visto con una corrida en la cara -le contó Sonia- y quiero mandarle una foto que le demuestre lo muy equivocado que va.
-Eso lo vamos a resolver -le respondió él.
Quedó con él, y Daniel la citó en un hotelito coquetón, en donde Sonia se sintió dispuesta a todo. Lo que no sabía ella es que Daniel le iba a dar un tratamiento intenso antes del premio, pero ella se lo permitió.
Como os podéis imaginar, Sonia tuvo que ofrecerle boca, vagina y ano a Daniel. Tras hora y media de trajín, Sonia obtuvo la foto que andaba buscando. En esta foto, su cara se veía surcada por varios chorretones del esperma de Daniel.
Sonia estuvo a un tris de mandarle la foto a su marido, pero en el último instante decidió guardársela para si. A partir de aquel día, Sonia mantuvo su negativa a dejarse rociar la cara por el marido y siguió quedando, cada quince días, con Daniel.
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