93. NOS LO HICIERON EN EL BALCÓN

Maite y yo coincidimos en un fin de semana en el que nuestros maridos estaban fuera. Uno en viaje de empresa y el otro con los hijos de su pareja anterior. Quedamos en cenar juntas en mi casa para hablar de nuestras cosas.

Durante la cena abrimos una botella de vino, y al terminar decidimos abrir otra para tomarla en el balcón. Estábamos a finales del verano y hacía mucho calor. La mezcla del vino con el relato de nuestras aventuras swingers hicieron el resto: ambas nos sentíamos muy calientes. En un primer momento barajamos la opción de irnos a un club liberal, pero nos dio pereza y nos metimos en la web de los swingers, con el propósito de pasar un buen rato y nada más. Entramos en el chat y así como dimos con Manuel y su amigo Javi. Ambos de Madrid, y los dos en la ciudad buscando diversión. 

Maite y yo coincidimos de nuevo: nos parecieron cachondos e interesantes, y decidimos invitarles. Como no conocían Barcelona, no supieron decirnos cuanto tardarían en llegar. Nosotras nos preparamos: Maite se puso un salto de cama rojo y a mi me dejó unas medias. 

Nos asomamos al balcón a esperar a nuestros amantes con los pechos al aire y no tardamos en ver llegar a dos chicos muy atractivos, que nos saludaron des de la calle. Nos sorprendimos por su velocidad y les abrimos la puerta, encantadas de poder gozar tan pronto. No nos anduvimos con prolegómenos ni presentaciones: en un periquete estábamos los cuatro follando en el balcón. Yo me di cuenta de que el amante de Maite iba mucho más lanzado que el mío, y que estaba muy pendiente de él. Cuando Maite recibió la corrida en sus nalgas, supe que yo iba a recibir lo mismo. Y así fue.

En cuanto los dos se hubieron corrido nos soltaron una monserga y se largaron tan pronto como habían venido. Me quedé chascada y atónita hasta que Maite me contó lo que había sucedido:

-Esos dos no eran nuestros contactos: simplemente han visto la ocasión y la han aprovechado. pero no me dirás que no has gozado...

Sin darnos tiempo a limpiarnos, sonó el timbre de nuevo. Esta vez sí eran nuestros contactos. Y la verdad es que los dos chicos, Manuel y Javi, estaban de muy buen ver. Tuvimos una noche intensa y larga. Nuestros corneadores se fueron cuando ya salía el sol, sin saber que fueron los segundos.

Maite se quedó a dormir en casa y cuando mi marido Luis llegó por la mañana nos encontró a las dos en la cama.

-Así me gusta, dijo mi marido.

Por suerte, Luis no se dio cuenta de los chorretones de esperma que Maite y yo todavía llevábamos por todas partes.

Comentarios

Entradas populares de este blog

160. CITA SECRETA CON MI EMPOTRADOR

159. NO SIN MI MARIDO

3. UNA SORPRESA PARA MI MARIDO