101. EL REGALO DEL MARIDO AGRADECIDO

Dos semanas atrás, Luis se citó con una pareja de Zaragoza que había conocido en la web swinger. Aunque Luis se presenta en la web como pareja de Maite, resultó que la pareja aragonesa solo quiere a hombres para practicar tríos con la esposa. Tras un breve intercambio de mensajes, Luis aceptó la propuesta y le contó a Maite el plan que le había surgido. 

-Me parece muy bien que te vayas a Zaragoza con esta pareja. Siempre que, a cambio, me organices una cita con tu amigo el Capitán -le respondió Maite.

El hombre a quien Maite llamaba "el Capitán" era Ricky, un compañero de trabajo de Luis a quien Maite conoció en una cena de empresa. Maite se quedó fascinada con Ricky y Luis se mosqueó mucho: no le gustaba nada Ricky, se llevaba muy mal con él en el trabajo y le tenía mucha envidia, ya que Ricky no solo estaba por encima de él en el escalafón jerárquico si no que se llevaba a la cama a las clientas más guapas.

La posibilidad de que Luis facilitase el acceso a Maite por parte de Ricky hubiera sido imposible en otras circunstancias, pero en las que cuento, Luis, ofuscado ante la perspectiva de su trío, consintió.

-A la vuelta lo hablamos -le respondió él- Ningún problema.

El día de la cita, Luis cogió su coche y se marchó para Zaragoza. Pero cuando estaba a unos 100 kilómetros algo falló en el motor y tuvo que llamar a la grua. Pasó la noche en una pensión de carretera, solo, a la espera de que abrieran el taller por la mañana. La pareja de Zaragoza se buscó a otro amigo y algo más tarde colgaron las fotos del encuentro, de modo que Luis, en su habitación contempló lo que debería haber gozado pero lo gozó otro.

Al día siguiente, una vez reparado el auto, Luis regresó a su casa. Intentó argumentarle a Maite que no estaba obligado a montarle una cita con el Capitán, pero no había buenas razones para defenderlo y no le quedó otra opción que cumplir lo pactado.

Dos días más tarde, el Capitán recibió en su whatsapp el mensaje con la foto de Maite casi desnuda: "Soy la mujer de Luis, nos conocimos hace un tiempo. ¿Te apetece pasar una tarde conmigo?".

La humillación de Luis siguió varios momentos más: Maite le mandó al sex-shop a por un plug anal, con el que se hizo otra foto para mandársela al Capitán (aunque este ya había aceptado muy gustoso la propuesta). Y luego, durante la tarde de la cita de Maite con el Capitán, estuvo recibiendo durante más de dos horas el reportaje fotográfico del evento.

En el momento culminante, Maite le mandó a su marido el instante de la penetración anal y el de la inevitable eyaculación facial. Y fue entonces cuando Luis se indignó muchísimo pero terminó masturbándose sin poder dejar de mirar las imágenes del gran final.


 





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