104. PARA QUE EL NOVIO APRENDA
Berta se divorció en 2018 y hasta 2021 no conoció a Toni, con quien empezó a salir de forma habitual. En los años anteriores tuvo varios amantes, más o menos ocasionales, pero no sintió nada más por ellos. Sin embargo, con Toni las cosas les iban bien: congeniaban, se reían, tenían aficiones comunes, les gustaba pasar el tiempo juntos.
Solo había un pequeño problema: Toni era muy impetuoso en la cama (algo que a Berta le gustaba), pero su ímpetu era tan grande que se le terminaba todo en menos de dos minutos (y eso a Berta ya no le gustaba).
Un día Berta decidió plantearle la situación y Toni pareció no comprender:
-Bueno, Berta, a ver... Tu quieres que yo sea como los tíos de las pelis porno, pero eso es todo falso, ya lo sabes.
Berta recordó a uno de los amantes que tuvo antes de conocer a Toni y se le ocurrió una idea.
-Te voy a demostrar que se puede aguantar más de lo que tu haces, y a mi me gustaría que aprendieras.
Al día siguiente, Berta llamó a su antiguo amante Ismael, con quien por fortuna habían quedado como amigos. Trazaron un plan para darle una lección a Toni.
El viernes siguiente por la tarde, Berta se llevó a Toni a una tienda de lencería sexy y objetos de placer y, aparte de comprarse un par de corsés, también adquirió un artilugio que Toni desconocía.
-¿Qué diablos es este aparato? -le preguntó él, desconcertado.
-Es una jaulita para el pene, ya verás como nos divertiremos.
Una vez en casa, Berta le auguró a su novio una velada intensa. Se puso la ropa que se había comprado y entonces, una vez él estuvo desnudo, encerró su pene en la jaula y le echó la llave. Toni descubrió que era imposible sacer el pene de dentro de aquel invento metálico y reluciente. Y no solo eso: dentro de esa jaula, su pene no podría crecer.
-¿Y ahora? -preguntó él, sorprendido y sin comprender.
-Ahora vendrá mi amigo Isma y te enseñará como se hacen las cosas para durar más.
Y, en efecto, no tardaron en llamar a la puerta. Ismael se desnudó después de saludar a Toni con mucho respeto, se sentó en el sofá y sin más demoras sentó a Berta encima de su pene, que ya estaba listo para la acción.
-Bueno... -se quejó Toni- Eso también lo hago yo.
Lo que ya no se imaginaba Toni es que Ismael estuvo casi dos horas completas con Berta y cambiando la postura cada poco tiempo, sin prisas pero sin pausas. Y, aunque al principio Toni estaba desconcertado, poco a poco se fue excitando con la contemplación de Berta y su amigo, mostrándole que se puede prolongar el coito sin tener que imitar a las pelis pornos.
Hubo un momento en el que Toni necesitó darse un respiro y se puso una bebida, se senmtó en la cocina y se fumó un cigarrillo. En su cabeza hervían las preguntas y, por fin, se cumplió el sueño de Berta: él comprendió que debía replantearse su forma de hacer el amor. Cuando regresó con la pareja encontró a Berta limpiándose tras una generosa corrida en el cuello y los pechos, al tiempo que le daba su prenda de lencería:
-Toma, cariño, ponla en la lavadora.
Y entonces, cuando Toni se llevaba la prenda, se dio cuenta de que había eyaculado en algún momento dentro de su jaula.
Una vez solos de nuevo Berta y Toni, ella le dijo:
-Lo que has visto hoy es un aviso. Hoy ya estoy cansada, pero mañana lo haremos tu y yo y podré ver lo que has aprendido. Si crees que necesitas otra clase me lo dices y la hacemos sin problemas.
Inesperadamente para Berta, él le respondió enseguida:
-Creo que me vendría bien otra lección.
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