105. ¡SQUIRT!
Laura me llamó una noche, completamente azorada, con la respiración entrecortada.
-Te lo cuento rapidito porque mi marido no tardará nada en llegar y eso tienes que saberlo ya.
-Pues cuéntamelo enseguida -le supliqué.
-Esta tarde he tenido un encuentro con un corneador increíble y te lo tengo que contar. Verás: al principio me pareció uno de esos chicos que andan por la web en plan amante fogoso de los de "ya verás lo que soy capaz de hacerte" y no me lo tomé muy en serio, aunque tenía algo simpático y morboso que me llamó la atención, aparte de que era muy educado y eso siempre se valora. Es decir: no es de esos que te suelta un "me gusta que seas muy guarra" o un "qué puta eres" a la primera de cambio. Todo lo contrario: el chico te regala los oídos hablándote de tus ojos y de tu sensualidad... hasta que me nombró el squirting ¿tu sabes lo que es el squirting? Yo algo sabía, claro está, pero la verdad es que jamás me habían propuesto una cita para practicar el squirting y eso era, justamente, lo que me proponía el chico. Se llama Suso, creo que no te lo había dicho.
Me pareció que Laura todavía jadeaba un poco, como si el eco del último orgasmo la estuviera recorriendo todavía. No andaba desencaminada.
-Suso vive bastante lejos, y se desplazó hasta aquí solo para darme placer... y eso es algo que una no puede olvidar. Y también te digo que es muy atractivo, no te vayas a pensar... Y tiene un buen pene... Pero la verdad es que solo quería demostrarme lo que es el squirting, de modo que me penetró, claro que sí, pero solo un ratito, y luego se puso con los dedos y te digo que es un mago con los dedos. Lo consiguió.
-¿Qué demonios es lo que ha conseguido tu amigo Suso?
-He tenido la corrida más espectacular de mi vida hasta el momento. Al principio creí que me estaba meando, pero la verdad es que he soltado una corrida enorme, a presión, algo nunca visto. No se como se lo hizo, solo con los deditos, pero te juro que mi corrida rompe todos mis esquemas sobre como se corre una mujer...
A continuación, Laura intentó darme los detalles de un modo que, como se puede deducir, me llevó a tocarme mientras la escuchaba y me intentaba imaginar lo que había sucedido en su cama. Cuando ella terminó el relato no me quedó ninguna otra opción que suplicarle:
-Dame el contacto de Suso.
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