108. CONVENCÍ A UNA NUEVA SWINGER


Gema me llamó a media semana para contarme que se había separado de su marido. José llevaba tiempo saliendo con una compañera del trabajo, muy joven, y Gema se hartó de soportar el engaño. Quedamos para la tarde del sábado y fue entonces cuando yo, tras felicitar a mi amiga por su decisión, le hablé de la posibilidad de ingresar en el mundo swinger. 

Su primera reacción fue bastante fría, aunque yo vi que le picaba la curiosidad.

Algunos días más tarde me llamó de nuevo y quedamos en su casa. Tras un prolegómeno breve, ella sacó a colación la web swinger y entonces fue cuando le mostré la web en donde estoy con mi marido, y des de la cual nos comunicamos con personas similares, con quienes quedamos para montarnos nuestras fiestas íntimas.

Gema se quedó pasmada ante lo que le mostré. Vi como sus pupilas se abrían mientras miraba las fotos colgadas en la web, de modo que no me extrañó nada que, tras un rato mirando con mucha atención, me preguntase:
-Oye, Maite... ¿qué debo hacer para estar en esta web? ¡Me apetece muchísimo!

Le conté los pasos que debía seguir y poco después nos despedimos. Un par de días más tarde me dijo que ya se había inscrito y que necesitaba de mi validación, cosa que le di enseguida. Entonces pude ver sus fotos y así descubrí que mi amiga Gema tenía muchas ganas de entrar a fondo en el mundo swinger. En su foto de perfil mostraba un pecho y la vagina en primer plano, dejando claro que estaba pidiendo sexo a gritos. No supe quien le había sacado la foto. Para mi, que conocía a Gema de muchos años, me sorprendió su cambio y supe que iba a triunfar entre los swingers.

De modo que no me extrañó nada que unos días más tarde me contase que se había citado con un hombre de la web. Y al día siguiente con otro. Y así durante varios días. También se citó con parejas deseosas de tener un trío con otra mujer. Y fue precisamente en un trío cuando conoció a Ángel, pareja de Esther.

Por lo que me cuenta Gema, durante el trío Ángel y ella sintieron una atracción muy intensa que se tradujo en un sexo salvaje, durante el que casi se olvidaron de la presencia de la esposa de Ángel, que los miraba atónita, medio enfurruñada aunque sin dejar de masturbarse y sin poder dejar de mirar lo que estaba sucediendo en su propia cama. Gema vio en algún momento a Esther y comprendió que la esposa no llevaba muy bien aquella escena, pero eso la excitó todavía más y se entregó al sexo con mayor intensidad. Sin saber como ni porqué, en un momento álgido de aquella tarde, Gema le pidió a Ángel que le diese su esperma en la cara cuando lo creyese oportuno. Gema jamás le había pedido eso a un hombre Ni tan solo se lo había permitido a su marido) e incluso se sorprendió a sí misma cuando lo dijo.

Su sorpresa aumentó cuando escuchó a Ángel pedirle a su mujer que se fuese a por la cámara, para sacar la instantánea del lechazo facial que se avecinaba. Esther obedeció a regañadientes, pero salió de la habitación y se fue a por la cámara, operación que le dio tiempo a Ángel para agarrar un bolígrafo de la mesilla de noche y escribirle su número de teléfono en la palma de la mano de Gema.

Esther llegó a tiempo con la cámara para retratar el instante en el que Ángel descargó su gran dosis de esperma en el rostro de Gema, que lo recibió sin parpadear y encantada de la vida.

Me quedé pasmada viendo las fotos que mi amiga Gema colgó en la web tras el trío y debo confesar que tuve que masturbarme yo también. La nueva swinger me enorgullecía.

Como os podéis suponer, le pedí a Gema el número que Ángel le había escrito en su mano y ella no tuvo más remedio que facilitármelo, en correspondencia. Y debo contar que Ángel es un fenómeno sexual. Me sabe muy mal por su esposa Esther, pero eso es cosa de ellos.









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