112. EL EQUIPO GANADOR (1)
Mi marido Luis se ocupa muchas veces de proveerme de emociones. Es decir, de amantes y de situaciones morbosas. Esa es la verdad: lo que a mi marido le da morbo es contactar con tipos que se me quieren llevar a la cama y a los cuales no les importa tener al marido delante, a poder ser disfrutando y sacando fotos del evento.
Fue así como Luis contactó con Renato, un tipo que estaba encantado de la oportunidad tras ver mis fotos en la web y al que le encantó la perspectiva de ser mi amigo por una noche. Por lo visto, las conversaciones de Renato con Luis avanzaron rápido y bien, de modo que no tardaron ni dos días en concretar la cita. Fue entonces, cuando el encuentro ya estaba pactado y tenía fecha y hora (un viernes por la tarde), cuando Renato le ofreció a mi marido algo así como un servicio extra:
-Verás, Luis -dijo Renato- Yo no suelo actuar solo. Tengo a un amigo, Javier, que me acompaña en estas situaciones. Y este amigo tiene una pareja, Raquel, que se viene siempre con nosotros y colabora. Entre los tres te ofrecemos un espectáculo que no olvidarás. Estamos especializados en parejas cuckold, así que no te arrepentirás...
Luis, que es incapaz de echarse atrás, aceptó que se sumaran los demás participantes sin rechistar.
De modo que ya me tenéis un viernes por la tarde recibiendo en casa a tres desconocidos, dos de los cuales se presentaron empalmados en la puerta y la chica -guapísima- blandiendo un pene de silicona rosa en la mano. Debo decir que los dos hombres eran guapos y atractivos: caí rendida a sus pies de inmediato.
Nos fuimos directos al saloncito, en donde estaba ya todo preparado: un colchón en el suelo enfrente del sofá, unas copas en la mesita y una música oportuna en el equipo de sonido (un cd de jazz brasileño). Cuando me di la vuelta, Raquel estaba desnuda por completo y los dos chicos dándole a su pene para mostrarlo a mis ojos en su máximo esplendor. Busqué a mi marido y le vi sentado en su butaca, dispuesto a contemplar como el que se va al cine a ver una buena peli. Luis también estaba con su pene en la mano y sorbiendo su cervecita.
Raquel empezó frotando su falo de silicona rosa en mi vagina y a mi me dio cosquillas, así que me entró la risa tonta, aunque la risa se me pasó pronto. Renato puso su enorme pene ante mi cara y me dijo:
-Ríete todo lo que puedas pero ríete hora, que luego ya no podrás.
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