114. LAMER EL CULETE DE MAITE

Maite se entretuvo una tarde viendo las fotos de la web swinger. Estaba aburrida y no esperaba descubrir nada nuevo. Hasta que, de repente, algo le llamó la atención. Se trataba de una foto mal enfocada y de encuadre improvisado con las prisas, posiblemente porqué uno de los dos protagonistas la había sacado mientras se concentraba en algo que no era el encuadre ni el enfoque.

Se veía a un hombre lamiendo el ano a una mujer. Maite comprendió (por el contexto) que ese hombre y esa mujer eran amantes ocasionales: ni marido y mujer, ni tampoco novios. Mientras contemplaba la foto sin poder sacar los ojos de ella sintió una humedad entre sus nalgas.

Poco más tarde, ya en la cama con su marido, le pidió que le lamiera el ano.

-Lo siento, cariño -respondió él, medio dormido- Es que el culo...Me da cosa...

La tarde siguiente, y como os podéis imaginar, Maite volvió a la web swinger y buscó la foto que tanto la había excitado la noche anterior. De nuevo se quedó hipnotizada por aquella imagen del hombre lamiendo a la mujer.

Por la tarde le insistió a su marido en la misma petición: quiero que me lamas el ano. Maite pensó que la respuesta anterior se debía a que el marido estaba durmiendo, pero la respuesta de él, por desgracia, fue casi la misma que en la noche anterior: es que eso de la lengua en el ano no me pone mucho, cariño, lo siento... Si quieres te hago otra cosita...

Maite denegó con la cabeza: no quería sentir nada más que una lengua caliente moviéndose en la boca del ano.

Pasaron dos o tres días más hasta que Maite se decidió, y colgó una foto en la web en donde se presentaba sus nalgas en primer plano. La acompañó de un texto explícito, en donde solicitaba a un hombre lamedor de esa parte del cuerpo.

Como era de preveer, obtuvo decenas de propuestas de todo tipo de candidatos. Maite tuvo que descartar a los salidos de turno, a los que solo pretendían darle un lametón para pasar luego a otras acciones y a los que aprovechaban la ocasión para hacer proposiciones. Hasta que por fin dio con un hombre que parecía muy interesado en realizar esta acción. Paco. Paco le confesó que su fantasía más intensa era lamer el ano de todas las mujeres posibles y al fin le dio un detalle que convenció a Maite. 

Paco le dijo: estoy casado y no busco pareja ni nada parecido, solo que a mi mujer no le gusta que le chupe el culete y por eso...

Maite citó a Paco la tarde siguiente en su casa y no le advirtió a su marido de lo que se iba a encontrar. Cuando llegó el marido y se encontró a su mujer lamida en el ano por un desconocido se sentó a contemplar y no pudo evitar masturbarse ante la escena que le ofrecían.

Aún así, el marido de Maite siguió sin querer lamer el ano de su esposa. Y es por eso que un par de veces al mes Maite y P p'aco se citan. A veces llega el marido durante el acto y se masturba ante ellos.


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