132. APOSTÉ A MI ESPOSA... Y PERDÍ
Marcos, un compañero del trabajo que siempre me habla de lo buena que está mi esposa (la conoció en algunas cenas y barbacoas de la empresa) nos invitó a ambos un fin de semana en la costa, en donde le prestaron un chalé en primera línea y el uso de una embarcación de pesca.
-Iremos dos parejas, ya que también he invitado a Sara -me dijo- Espero que Sara acepte la invitación...
Sara es otra compañera del trabajo, una recepcionista con la que Marcos tuvo una cita meses atrás y consiguió llevársela a la cama. Tras el encuentro de Marcos con Sara ella se desinteresó de Marcos y se hizo la remolona, aunque a todos nos parecía que había feeling entre los dos y que, por consiguiente, todo era cuestión de tiempo. Todos dábamos por hecho que Marcos y Sara terminarían liados.
Y tanto es así que yo, ingenuamente, le dije a Marcos:
-Me juego lo que sea a que Sara aceptará tu invitación, ya lo verás.
-Te tomo la palabra -me respondió él- Si Sara no acepta... ¿qué es lo que te juegas? ¿Te juegas a tu mujer?
Y yo, tonto de mi, y sabiendo lo que le gusta mi esposa, le respondí sin pensar:
-Si Sara no se viene el finde dejaré que te tires a mi mujer.
Lo que yo no sabía entonces era que Sara acaba de conocer a un chico del que se había enamorado, y que ella no aceptaría jamás la invitación de Marcos.
Nos fuimos a la casa que le habían prestado a Marcos el sábado por la mañana. Nada más llegar el me contó que Sara no acudiría a la cita y que había perdido mi apuesta.
Me encerré con mi mujer en la habitación y le conté lo sucedido. Yo esperaba un severa reprimenda por su parte, por haber apostado en su nombre, pero en vez de eso encontré su aceptación y un nuevo trato:
-Eres tonto, pero acepto tu tontería si ves como tu amigo Marcos me folla: me pone mucho que nos mires. Y que lo sepas: mañana iremos a pescar en el barco y él me follará en la cubierta mientras tu nos sacas fotos.
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