162. FOTICOS PARA MI MARIDO
Mi marido se alegra un montón cuando recibe fotos mías, sobre todo cuando no se lo espera. Quizás por eso es mi marido. No se trata de fotos de paisajes ni de corazones, ni de cuando estoy con mis amigas tomando algo en una terracita, nada de eso.
Las fotos que le mando son las de cuando estoy con un amante. Y, aunque le gustan todas las que le pueda mandar, sus preferidas son las de cuando mi amigo culmina la sesión y me rocía la cara con su corrida. Procuro mandárselas cuando él está en el trabajo porque sé que eso le produce mucho morbo. No puede abrir la foto con tranquilidad y necesita refugiarse en algún lugar solitario para ver las fotos con intimidad. Le imagino ansioso buscando su escondrijo, con el corazón acelerado, intrigado por lo que va a descubrir de su querida esposa. Si no le queda más alternativa que meterse en los servicios de la empresa, se masturba mientras ve mis fotos. Y eso no solo le excita a él, también me excita a mi.
Es por este motivo que, antes de concretar cualquier cita con un amante, le cuento que deberá hacer fotos durante el encuentro para mandárselas a mi querido marido. Eso gusta muchísimo a los amantes y les da un aliciente más, un incentivo suplementario al mero hecho de quedar conmigo para tener sexo. Algunos se ponen como locos y hacen fotos y vídeos sin parar. Yo prefiero que saquen unas pocas fotos, para que mi marido se imagine el resto.
Como en una comedia clásica, exijo una primera foto del principio: cuando recibo al hombre, muy ligera de ropa y ya de rodillas, con el pene en la mano y rozando su glande con mis labios cuando le regalo el primer beso, o bien dándole un lametón jugoso.
La segunda foto debe ser ante el espejo, para que se vea con claridad que estoy a cuatro patas y tengo al hombre detrás, agarrándome las caderas y empujando con fuerza. En esta segunda foto debe verse mi rostro con el mohín de placer, la boca torcida, los ojos abiertos y los pechos bailando al ritmo de los envites del amigo.
La tercera y última foto, como ya he dicho, muestra mi cara salpicada por el esperma del amante. Siempre me busco hombres de corrida abundante para conseguir buenas imágenes. Me encanta cuando las sábanas y el colchón aparecen manchados.
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