166. EL AMANTE CARADURA
Una noche conseguí realizar una fantasía: practicar un trío en público. Mi marido y yo quedamos con un amigo en un club liberal de la ciudad. Al amigo le excitó mucho mi propuesta, en gran parte porqué llevaba tiempo esperando el momento de penetrarme y porque compartía conmigo el exhibicionismo: ambos nos moríamos de ganas de hacerlo mientras la gente a nuestro alrededor nos observa. Un club nos pareció el lugar ideal. Nos situamos en una zona céntrica del club y en una gran cama redonda. Para superar la timidez inicial me abalancé enseguida encima del pene de mi amigo y empecé a lamerlo, no me gustan los prolegómenos cuando no son necesarios. Sentí que mi marido, situado detrás de mi, empezaba a frotarme las nalgas con su miembro. En algún momento, cambiando de postura, descubrí la mirada penetrante de un hombre un par de metros más allá. Su chica le estaba masturbando para atraer su atención y quizás por eso yo también perdí la concentración en lo que estaba haciendo: el hombre tení