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Mostrando entradas de junio, 2023

140. LA BODA SWINGER DE MARIFLOR

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Aunque mi amiga se llama de otro modo, la conocemos por Mariflor. Mariflor se divorció de su primer marido (se habían casado a los 25) hace ya muchos años. A su segunda pareja oficial, Jesús, le conoció una noche loca en un club liberal y, por consiguiente, nunca tuvieron que discutir del tema swinger, puesto que estaba todo dicho. Tras varios años de convivencia, a Jesús y a Mariflor se les ocurrió celebrar una boda. -¿Y para qué os vais a casar? -le pregunté, sorprendida, pues yo sabía lo mucho que ella lamentaba haberse casado, de joven. -Te diré la verdad: para montar una buena juerga swinger. Espero que vengas al festejo. Seremos una cuarenta parejas. Más algunos corneadores, como te puedes suponer. El código de vestuario para las mujeres es... medias y ligueros. -¿Y el de los hombres? -Venir con la polla bien dura, ya lo sabes.   Tras la boda civil en un juzgado de la costa en la que todo el mundo se comportó bastante bien, los invitados nos fuimos para un hotelito rural que habí

139. LA CASUALIDAD EXISTE

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Mi marido tuvo que irse de viaje por cosas del trabajo a un congreso en Bilbao. Como a mi me apetecía visitar la ciudad, me pedí unos días de permiso y le acompañé. El hotel estaba muy bien, con jardín, solarium, piscina y spa. Llegamos ya casi de noche, para que mi marido pudiese estar en la primera conferencia a la mañana siguiente. Dejamos las maletas en la habitación y nos bajamos a cenar. Unas mesas más allá de la nuestra se sentaban un padre y un hijo. Él, un cincuentón muy atractivo que enseguida me llamó la atención. No solo por ser guapo y fornido, si no porqué estaba segura de haberle visto en alguna parte. Vi que él también me miró un par de veces, ya que sin duda le pasaba lo mismo que a mi. Sin embargo, la presencia de mi marido y de su hijo nos cortó a ambos y no nos dijimos nada. Por la noche, ya en la cama, y cuando le daba vueltas a ese rostro que tanto creía conocer, de repente caí en la cuenta, y el corazón me dio un vuelco: "¡Ese hombre es Leo! El de la pareja

138. El amante de Lídia es muy generoso

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Mi amiga Lidia se añadió al mundo swinger ante la indiferencia de Alfonso, su marido, siempre muy ocupado en sus negocios y sus asuntos.  -Puedes hacer lo que quieras en casa o fuera de ella. Siempre con discreción, por supuesto  -le dijo Alfonso- Siempre que no me afecte a mi reputación y, sobre todo, que me des sexo cuando yo te lo pida. Lidia aceptó el trato y se apuntó a una página de contactos swingers. Colgó algunas fotos de su cuerpo desnudo, sin mostrar la cara, y se hizo algunos primeros planos de pechos y vagina. Las ofertas no tardaron nada en llegar: hombres solteros, parejas, hombres casados y corneadores de todas partes de España se interesaron por ella enseguida. Lidia fue muy selectiva al principio pero luego, una vez habituada a los encuentros, quedaba siempre que le era posible. -Es genial -me contó Lidia- Si les dices que prefieres hotel, siempre pagan ellos y contratan hoteles muy chics. A los que no se pueden permitir un hotel les cito en casa cuando mi marido está

137. LOS VECINOS TÍMIDOS

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En nuestra escalera hay cuatro puertas por rellano, y en uno de esos pisos viven Marilú y Álvaro, una pareja de cincuentones cuya vida parece más o menos aburrida. Mi marido Luis y yo tenemos una relación cordial con ellos, como vecinos que se saludan, intercambian algunas frases de educación y alguna vez nos hemos ayudado en pequeños lances de la vida de una escalera.  Por eso mismo, la verdad es que me sorprendió mucho cuando una tarde, en el ascensor, Álvaro me cambió bruscamente el tema de la conversación (que debía de ser el calor de verano) para plantearme, sin rodeos: -Oye, Maite. Me he fijado en que soléis recibir visitas en vuestro piso y yo... -Tenemos amigos que vienen a visitarnos, como todo el mundo... -intenté yo. -Si, pero yo ya se lo vuestro. Os he visto en una página de esas... de swingers. No te preocupes: soy muy discreto y no te reprocho nada. Solo te quería pedir ayuda para... para convencer a Marilú. Verás... a mi me encantaría que ella...  -Bueno, lo entiendo. Pa

136. ME LO HIZO CASI TODO EN EL COCHE

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Tal como es su costumbre, mi marido me buscó a un corneador para pasar la tarde del sábado. Por lo visto, Luis había decidido ampliar las amistades, no repetir con los ya conocidos y buscar a un amante nuevo. Y fue así como dio con un chico que vive a unos 50 quilómetros pero que, según él, nos daría muchas alegrías. -El chico está muy bien dotado, es muy morboso y creo que tendremos una velada muy interesante. Además está dispuesto a quedarse a dormir, con eso te lo digo todo... Solo nos pide que le vayamos a recoger con  el coche. -Déjame ver alguna foto del chaval -le pedí yo. Mi marido me plantó ante la cara la foto del corneador elegido, y entonces supe que de chaval no tenía nada: se trataba de un cuarentón fornido y atlético. Y no solo muy atractivo: con un gran pene. -De acuerdo -le dije a mi marido- El sábado nos vamos a buscarle. Llegó el sábado y yo me vestí con solo un corsé negro, aunque me puse por encima un sari floreado, como si me fuese a la playa. Eso excitó mucho a

135. UNA NUEVA PAREJA SWINGER

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Amalia y Manuel son una pareja amiga, con quienes hemos salido muchas veces. Amalia y yo tenemos muchas más intimidad que Manuel y mi marido, de modo que solo Amalia sabía de nuestra vida en el mundo swinger. Al principio ella mostró curiosidad por el asunto, pero solo curiosidad. Sin embargo, poco a poco me fue haciendo más preguntas y me pidió que le contara experiencias, que a ella la excitaban de modo evidente. Conforme hablábamos de la cosa swinger ella quería más detalles y una vez, hablando por teléfono, me confesó que se estaba masturbando mientras me escuchaba e imaginaba las escenas que yo le contaba con mis corneadores y mi marido sacando fotos. Una tarde en la que quedamos para tomar algo, Amalia me contó: -Le sugerí a Manuel que podríamos probar con los intercambios de pareja o con una visita a un club, para darle un nuevo aire a nuestra vida sexual, pero se ha puesto muy poco receptivo.  Tras pensármelo un rato, le hice una propuesta: -Cuéntale que nosotros somos swingers

134. LOS CORÉOGRAFOS DEL AMOR

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Después de años en el mundo swinger, Julia se dio cuenta de que no disponía de buenas fotos que documentaran su opción sexual, fotos que muchas de sus amigas y amigos sí tenían y exhibían con orgullo en las páginas swingers. Es cierto que junto a su marido se habían sacado fotos durante sus encuentros con otros hombres, pero todas eran fotos improvisadas y más bien torpes, en las que se veían fragmentos de cuerpos y de genitales Julia lo habló con su marido y, a pesar de las primeras respuestas remolonas por parte de él, terminaron por acordar que se merecían tener fotos para testificar su filiación swinger y para poder mostrar a sus similares. Tras varios intentos, terminaron por dar con dos chicos, amigos y muy atentos, que se prestaron a prepararle una coreografía sexual a Julia. -¿Una coreografía? -se sorprendió su marido- ¿Y qué diablos es una coreografía sexual? -Pues mira, cariño -le respondió ella sin inmutarse- Han mandado unos dibujos y a mi me encantan. Son unas cuantas post

133. SOCORRIENDO A YOLANDA

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Mi amiga Yolanda me llamó a media mañana, muy atacada: -¡Maite! !Tienes que ayudarme! A mi marido le han adelantado la vuelta del viaje y esta noche viene a casa... -Pues nada, le haces una cenita y en paz... -le respondí yo, sin comprender. -¡No! Lo que pasa es que justamente esta tarde había conseguido quedar con mis dos corneadores preferidos... ¡No sabes tu lo difícil que fue montar esta cita! ¡Llevo meses intentando cuadra las agendas de esos dos portentos! Lo que me pedía Yolanda era muy sencillo: me estaba pidiendo mi piso prestado. Ella sabía que mi marido Luis estaba unos días con su madre en un balneario al que acuden cada año para reforzar sus vínculos maternofiliales y eso le permitía deducir que no habría problemas. -¡A estas horas ya no encuentro hoteles ni pensiones ni nada! ¡Estoy desesperada! ¡No tendré otra oportunidad como esta! Calmé a Yolanda como pude. En efecto, a mi no me importaba nada cederle mi piso para su encuentro con los dos sementales de sus sueños. Debo

132. APOSTÉ A MI ESPOSA... Y PERDÍ

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Soy tonto y merezco lo que me sucedió.  Marcos, un compañero del trabajo que siempre me habla de lo buena que está mi esposa (la conoció en algunas cenas y barbacoas de la empresa) nos invitó a ambos un fin de semana en la costa, en donde le prestaron un chalé en primera línea y el uso de una embarcación de pesca. -Iremos dos parejas, ya que también he invitado a Sara -me dijo- Espero que Sara acepte la invitación... Sara es otra compañera del trabajo, una recepcionista con la que Marcos tuvo una cita meses atrás y consiguió llevársela a la cama. Tras el encuentro de Marcos con Sara ella se desinteresó de Marcos y se hizo la remolona, aunque a todos nos parecía que había feeling entre los dos y que, por consiguiente, todo era cuestión de tiempo. Todos dábamos por hecho que Marcos y Sara terminarían liados. Y tanto es así que yo, ingenuamente, le dije a Marcos: -Me juego lo que sea a que Sara aceptará tu invitación, ya lo verás. -Te tomo la palabra -me respondió él- Si Sara no acepta...