100. CUANDO NO HAY VUELTA ATRÁS
Cuando probé un trío (un trío feliz y satisfactorio) descubrí que el sexo con mi pareja a solas no estaba mal, pero que le faltaba algo. Después del primer trío satisfactorio de veras, cada vez que hacía sexo con mi marido me daba la vuelta y agitaba las manos, esperando encontrar a otro hombre en la cama, y ansiaba ese segundo pene entregado a darme placer. Tanto fue así que los tríos en mi matrimonio empezaron a frecuentar, y empecé a conocer a muchos chicos dispuestos a venir a casa para participar. Como os podéis suponer, llegó el día en el que mi marido, Luis, me preguntó si ya no concebía otra forma de hacer sexo conmigo que no fuese invitando a un amigo. -En eso ya no hay vuelta atrás, cariño -le confesé- Si un día vas muy apurado lo hacemos tu y yo a solas pero lo que me gusta de veras es con un invitado. Luis se desvivió por encontrar invitados y no le costó mucho: publicaba mis fotos en la web de los swingers y siempre se ofrecían hombres de toda clase. Conocí a solteros y a