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Mostrando entradas de junio, 2022

49. EL PLACER DEL CORNUDO (3)

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Jorge y Nuria, que están en los cincuenta y pico, suelen ir a clubes de intercambio. Pero su actitud es bastante discreta. Acaban de empezar en el ambiente y se lo toman con calma y precaución. Posiblemente es Jorge el más precavido, ya que siempre pensé que Nuria es capaz de lanzarse a fondo. Les conocimos en uno de esos clubes, y allí fue donde yo le lancé la idea a Nuria de contactar con un machote para llevarlo a su casa, que es el complemento ideal a las visitas a los clubes. Nuria le contó el asunto a Jorge, y fue él quien estuvo investigando. Hasta dar con Nico, un corneador reputado de Castellón que suele acercarse volando a Barcelona a la mínima invitación. Yo había tenido algún encuentro con Nico y sabía bien lo que le esperaba a Nuria. Me llamó Nico para contarme su elección y lo nervioso que estaba, ya que faltaba solo un día para la cita. Nico iba a Barcelona en tren y llegará a las 7 de la tarde, me dijo Jorge... nos espera un día muy largo. No le conté a Jorge que entre

48. AQUÍ TE PILLO...

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Me gustan las citas concertadas con machos corneadores, por supuesto, pero no le hago un feo a las oportunidades que surgen cuando menos te las esperas.  El pasado fin de semana me fui con mi marido a la playa, y nos fuimos a una playa cerca del aeropuerto. Plantamos nuestra sombrilla, tendimos el pareo y nos dispusimos a una mañana de relax y lectura. No habíamos estado nunca en esta playa y enseguida nos dimos cuenta de que había mucho nudismo. A nuestro lado había una pareja completamente desnuda, de unos cincuenta años. Él lucía un pene importante y medio erecto que ya me puso medio cachonda, ya que no me sacaba el ojo de encima y mi marido parecía no darse cuenta. Por la orilla caminaban hombres solos, desnudos, arriba y abajo. Muchos andaban semierectos y mirando hacia las mujeres yacentes. Al poco de estar allí, una pareja de treintañeros se tumbó apenas a tres metros de nosotros, se desnudaron por completo y ella le propinó una felación de oficio al chico, tras la cual ambos se

47. EL PLACER DEL CORNUDO (2)

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Me cuenta un cornudo: -Gracias a la experiencia cuckold, lo que aquí llamamos "cornudo", descubrí que mi esposa Maite era mucho más fogosa de lo que yo sabía. Aunque Maite siempre ha sido atrevida y valiente en el sexo, fue como si descubriese a otra mujer: es mucho más osada, lanzada, morbosa. Mucho más sexual. Y sigue: -La primera vez que descubrí a esa nueva mujer que tenía ante mi fue la vez en la que decidimos subir un peldaño en nuestras experiencias de hotwife/cornudo y nos pusimos a buscar a un corneador "especial", que debía ser un chico negro especialmente bien dotado y, sobre todo, muy contrastado. En la página web nos encontramos con varios, así que seleccionamos a nuestro futuro invitado en función de las referencias que nos dieron las mujeres que habían estado con él. Fue bastante sencillo ir deduciendo quienes habían sido sus compañeras, ya que algunas le dejaban comentarios al pie de sus fotos. Preguntamos a cuatro de ellas y fueron unánimes en su ve

46. EL PLACER DEL CORNUDO (1)

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Una vez has empezado, ya no hay marcha atrás. Eso me cuenta el cornudo sobre su experiencia. Quizás lo más difícil sea la primera vez, cuando te enfrentas a la entrega de tu mujer, con su anillo de casada, al primer corneador. Una vez pasado esto, lo demás no solo es que sea fácil: es una escalada de placer. Eso es lo que cuenta el cornudo de mi marido: La primera vez que entregué a Maite estuve sufriendo por todo: ¿me sentiría yo bien? ¿ella se sentiría bien? ¿Habría complicaciones? Lo preparé todo a conciencia: el ambiente, el salón, la alcoba, las bebidas, el vestuario... Quería que todo fuese perfecto. Pero por dentro me recomía el alma: ¿cómo lo voy a llevar yo?  ¿Voy a ser capaz de llevar a cabo mi fantasía de cornudo? El primer invitado que tuvimos se comportó de maravilla: era educado, elegante, guapo y bien dotado. Nada puede salir mal, me dije. Sin embargo, algo me oprimió el estómago cuando vi como besaba a mi mujer, y no digamos ya, cuando le agarró de la nuca para empujarl

45. FIESTA HOTWIFE

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En el principio de cada verano nos reunimos algunas amigas y celebramos la llegada de la estación. No hace falta decir que nuestro punto en común es el rol "Hotwife", que practicamos junto a nuestros maridos, nuestros queridos cornuditos. Cada año, pues, quedamos en casa de alguna de nosotras y la anfitriona prepara alguna sorpresa. Cabe decir que la sorpresa suele ser un buen corneador nuevo. A veces dos. Esta temporada le tocó a Marga preparar la velada y nos anunció que haría un concurso. Silvia y yo nos quedamos muertas de la curiosidad, mientras que Laura nos advirtió por whatsapp que no podría asistir por asunto familiares, aunque lo lamentaba mucho. Llegamos a casa de Marga un viernes por la tarde y nos recibieron Salva, el marido de Marga, junto a un amigo, un joven negro que se presentó como Tore: un chico alto y atractivo, muy fornido y con una sonrisa maravillosa. Tore estaba ya desnudo: así, Silvia y yo nos hicimos una perspectiva muy interesante de lo que nos esp

44. MARIDO SOFT, AMANTE HARD

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  Silvia descubrió un día, en el historial de visitas del ordenador de su marido, que éste entraba casi a diario en una web de sexo duro. No podía ser más explícita: Hardcore Rough Sex. Se sorprendió de eso, ya que Carlos es un hombre tranquilo en la cama, más bien convencional y cariñoso, amante de las caricias y los besos.  Pero una vez en la página, Silvia no pudo dejar de mirar. Descubrió un montón de aparatos y complementos, posturas y formas de tener sexo que jamás había visto. La curiosidad hizo que al día siguiente volviese a la misma web y, de este modo, tanto ella como Carlos miraban lo mismo pero por separado. Pero la curiosidad de Silvia fue en aumento y llegó un día en el que se dio cuenta de que necesitaba probar. No tuvo que buscar mucho: en la web de contactos swingers había más de uno que, solo o en pareja, mostraba disponer de artilugios varios en su casa. Se puso en contacto con una de las parejas que mostraban correas, plugs, pinzas, collarines y varios tipos de ins

43. NO SABÍA QUE TU MARIDO LA TUVIERA TAN GRANDE

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Eso mismo es lo que le dije a mi amiga Marga: "No sabía que tu marido la tuviera tan grande". Pero antes de llegar a este momento, debo contar lo que sucedió antes para que se comprenda un poco mejor. Marga y Salva llevaban un tiempo de crisis, creo yo, durante el que se habían enfriado sus relaciones, y ambos buscaban como salir de esa situación. Posiblemente ella le ponía más imaginación para resolver el problema y, por lo visto, un día se le ocurrió a Marga hacerle una propuesta atrevida a su marido. Por lo visto, (y de eso también me enteré en aquel momento) a ella siempre le había dado curiosidad morbosa por ver como lo hacía Salva con otra mujer. Hay que contarlo: Marga y Salva se casaron hace cinco años, y ambos habían tenido varias parejas anteriores. Ella le preguntaba como se comportaba Salva en la cama con las anteriores y él cortaba el asunto de raíz, como suelen hacer los hombres. Le soltaba que "eso es agua pasada" y cosas así. De modo que a ella siemp

42. BÉSAME EL CULO

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A mi amiga Laura le entró el deseo de que su marido Sergio le besara el culo una vez por lo menos, para saber lo que es eso. Me dijo que incluso lo había soñado: una lengua calentita lamiéndole el ojete de madrugada. Debo contar que Sergio es un hombre muy fogoso, pero es muy clásico y no le van las prácticas que se salen de sus esquemas. Tanto insistió Laura que al fin Sergio consintió, y una noche besó el culo de su esposa. Pero la experiencia duró apenas diez segundos, al cabo de los cuales él se retiró para penetrarla del modo que Sergio consideraba "lo más normal". Le soltó algo tan desafortunado como que "eso sabe a rayos". Tras un rato hablando con Laura, le conté que en el ambiente swinger no le resultaría nada difícil encontrar a un hombre que cumpliera su sueño. Ella, tímida y comedida, que confesó que se sentía incapaz de buscar a un hombre con esos gustos por la web y me sugirió, tímidamente, si yo podía hacerle el favor de la búsqueda. Como os podéis im

41. MI MARIDO YA NO ME FOLLA

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"Mi marido ya no me folla", me dijo Marga un viernes por la tarde cuando quedamos para tomar café en su casa. Pero no te creas que es otra cosa, siguió ella: le he pillado muchas veces pajeándose en la ducha y otras varias ante a pantalla del ordenador, y te aseguro que el aparato le funciona muy bien. Eso me da mucha rabia. Quizás esté pasando por un momento difícil y no te lo cuenta, le dije yo, sin dejar de pensar que Sergio, el marido de Marga, es un tipo muy atractivo y muy bien dotado, cosa que se gracias a las ocasiones en las que estuvimos las dos parejas en el club liberal de Plaza España. -Creo que deberías proponerle algo diferente, a ver si eso le devuelve el interés por ti -le dije- Eso les pasa mucho a los hombres. Quizás deberíais volver a los clubes. Tienes que hablar con él, creo que lleváis mucho tiempo sin la cosa swinger y eso lo puede enfriar todo. Marga se quedó pensativa y me respondió que igual yo llevaba razón. Unos días más tarde me llamó para contar

40. LLEGA EL EMPOTRADOR

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Sara me llamó un domingo por la mañana muy alterada. Su voz sonaba nerviosa y entrecortada, casi como jadeando. Me advirtió de que llamaba des del balcón, para no ser oída por su marido, que todavía dormía. -Ayer me pasó algo tremendo -me dijo- Te lo tengo que contar enseguida o reviento. -Cuenta, cuéntamelo ya -le espeté yo, sabiendo que solo podía tratarse de una de sus aventuras swingers. Y me lo contó: "Llevaba un tiempo tonteando por la web con un tipo de esos de gimnasio, uno de treinta con músculos y pene grande. En sus fotos solo se le ve con chicas monísimas y jovencitas, ya sabes. Pero de vez en cuando me mandaba mensajes y piropos, y me contaba que le gustan las mujeres de mi edad. Yo me lo tomaba medio en broma y les respondía con cumplidos algo subidos de tono, claro está, y le contaba que tenía un pene delicioso y esas cosas porqué es verdad: el tipo tiene una tranca majestuosa, de campeonato. Una noche, en la que el chico debía de estar ocioso, me entró con más pasi

39. EL BAUTIZO DE UN SWINGER

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Claudia era swinger desde antes de los 30, cuando la inició su novio Pedro, con quien terminó casándose. Pero se divorciaron tras casi 20 años y Claudia se apuntó a un sitio de citas para encontrar nueva pareja. Fu allí donde conoció a Enrique. Congeniaron enseguida y se llevaron de maravilla des del primer momento: tenían gustos similares, y todo fluía muy bien. Enrique era un hombre educado, tranquilo y sensato. En la cama era afines y disfrutaban mucho. Solo había un problema: Enrique no sabía ni tan siquiera de la existencia del mundo swinger. Cuando Enrique le propuso formalizar la relación, Claudia tuvo que decidir qué hacer con ese punto, ya que no estaba dispuesta a llevar una doble vida. Ella pensó que lo mejor sería contárselo sin tapujos, así que una noche, tras una cena, le explicó lo importante que era para ella compartir el mundo swinger con su futuro marido. Enrique titubeó un poco, pero estaba tan enamorado de ella que le respondió que no había problema. A Claudia esa r

38. EL SILLÓN TANTRA

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Mi marido y yo nos habíamos fijado en algunas fotos en donde aparecía un extraño sillón de formas onduladas en donde se mostraban parejas haciendo el amor en posturas diferentes. Parecía muy sugerente. Al cabo de poco supimos que eso se llama "sofá tantra" y empezamos a buscarlo por las redes. Los precios que nos encontramos nos parecieron muy exagerados, así que tuvimos una alegría al ver que, en Wallapop, alguien se vendía un sofá tantra a un precio más que razonable y bastante cerca de casa. Nos pusimos en contacto con él y quedamos una tarde para ir a verlo, y si había acuerdo, comprarlo. Cuando llegamos a su casa nos encontramos a un maduro interesante, bien cuidado y de mirada intensa. Con pocas preguntas descubrió sin duda que se trataba de una pareja hotwife/cuckold lo que tenía enfrente y estoy segura de que eso le dió ideas de inmediato. Nos hizo pasar a su salón y nos sacó unas cervezas. Me di cuenta de que había clavado su mirada en mi escote y me hizo sentir desn

37. OBSESIÓN POR LA CARA

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Luis y yo fuimos a un club de la costa e invitamos a Raúl y Sara, una pareja que se estaba iniciando en el mundo swinger y tenían ganas de probar. Era la primera vez que acudían a un club, ya que hasta entonces solo habían invitado a parejas en su casa. El día en que fuimos, sin saberlo, se celebraba allí la "fiesta del trío", y aunque por supuesto hubo de todo, se notaba que muchas personas iban pensando en eso. Nada más llegar nos sentamos en las mesitas del salón de la entrada. Había otras parejas, todas mirando a las demás y haciendo planes. No tardamos ni cinco minutos cuando se nos acercó una de esas parejas. El hombre, muy lanzado, no se demoró en proponernos un juego: Luis y Raúl se podían ir con su esposa y él hacía el trío con nosotras dos. Nos miramos las caras y enseguida vi que todo el mundo estaba sorprendido por la propuesta, pero agradablemente sorprendido. A Luis se le pusieron los ojitos chispeantes mirando a la mujer, que se llama Laura. Así que todos conte

36. MIS PRIMEROS CUERNOS EN SECRETO

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Le prometí a mi marido que nuestro juego cuckold/hotwife siempre sería algo compartido, a medias y entre los dos. Y lo he cumplido a rajatabla, ya que ahí está la gracia del asunto. Así pues, las veces en las que quedé con un amigo sin anticiparle a Luis mi decisión, siempre tuve la decencia de mandarle una foto del encuentro para compartirlo, para que lo sepa. No ha habido nunca ocultación ni engaño. Pero algo sucedió un día que alteró mi promesa. Mi amiga Maribel me mandó un whatsapp: había quedado con Mario, un amigo suyo de Madrid al que deseaba follarse a toda costa, pero he ahí que el amigo venía acompañado por un tal Rafa. Hazte un trío con Mario y Rafa, le dije yo. Pero ella no estaba por la labor: si hacemos un trío, mi amigo Mario pensará que soy una cualquiera o una fresca y no me tomará en serio, y lo que quiero yo es que nos hagamos novios. Necesito que vengas y te líes con Rafa. O por lo menos que me lo entretengas. Me quedé algo perpleja ante la propuesta y le pedí que m

35. EL CORNEADOR FIJO

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La idea de tener un corneador fijo nos gusta a muchas hotwives, ya lo sabéis. Y no son pocas las que lo han conseguido. La verdad es que el proceso de búsqueda tiene su interés, ya que no hay otro método que probar a muchos para poder elegir en condiciones. A la vez, muchos de los corneadores aspiran también a tener parejas fijas y lo digo en plural porque ninguno se conforma con una sola. Entre mis amigas swingers, este asunto ha salido a relucir varias veces en nuestras conversaciones e incluso nos hemos puesto a ver fotos de candidatos todas juntas. Nos gustan las fotos en las que los aspirantes nos muestran no solo sus cuerpos si no especialmente sus artes con otras mujeres, y nosotras las contemplamos mientras las envidiamos. De entre el grupito de amigas, fue Susana la primera que se hizo con los servicios de un corneador fijo, y las demás andábamos locas preguntándole como le iba. Le iba de maravilla, claro está. Susana encontró a Charli, un cuarentón guapo y fornido que vivía a

34. LALI Y LOS NEGROS

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Lali empezó en el mundo swinger como yo, con su marido y casi al mismo tiempo. Al principio, como yo, quedaba con chicos solos en su casa o en los clubes. Con el tiempo, Lali descubrió que le gustan mucho más los negros, aunque durante mucho tiempo no tuvo que elegir. Lali tenía a dos corneadores preferidos, que iba alternando: Javier y Babakar. Hasta que un día se le ocurrió quedar con los dos. Babakar no puso reparo alguno en compartir a Lali con otro hombre aparte de su marido, pero Javier dijo que no quería compartir con un negro. Lali no dudó en encontrar la solución: le dió puerta a Javier y le pidió a Babakar que se trajese a un amigo. Sin embargo Babakar no le llevó ningún amigo a Lali: la quería para él solo por lo menos una vez. Lali aceptó. Y la verdad es que Babakar le dió todo lo que Lali quería. Su marido quedó maravillado de ver la actuación de Babakar con su esposa, y le dijo a ella, después, que jamás se le hubiese ocurrido que un solo hombre pudiese darle tanto a una

33. BAILAR EN LA BARRA DE FEDE

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Una vez casada con Luis, poquísimas han sido las veces en las que he quedado con un chico sin decirle nada a mi marido y, para ser sincera, ninguna merece reseña alguna. Solo hay una salvedad, y esa salvedad se llama Fede. Fede llevaba meses insistiéndome por el chat de los swingers y aunque a mi me excitaban sus súplicas, siempre tuve claro que Fede es un tipo de hombre que busca mujeres muy distintas a mi. Es mucho más joven, es un hombre de gimnasio y le gustan las chicas delgadas. Sin embargo, una noche me contó por fin algo personal que me removió: su novia de muchos años le había dejado por un maduro ricachón con chalé en la costa y Fede necesitaba vengarse. Fede es un currante de barrio, como yo. Recordé entonces las fotos en las que le había visto, muy excitantes y sin duda con esa novia que le dejó. Y recordé que en algunas fotos se veía una barra de "pole dancer" al lado de su cama, algo que retuve porqué me llamó la atención en su momento. Entre las ganas de satisf

32. FIESTA SWINGER EN CASA DE JUAN

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Mi marido y yo siempre hemos practicado nuestra vida swinger en clubes o en encuentros con chicos solos, los corneadores que más nos han gustado. Muy pocas veces nos hemos apuntado a fiestas privadas. Quizás sea por eso que, una noche, mi marido y yo decidimos aceptar la invitación de un tal Juan, representante de una pareja sesentona y bien conservada cuyas fotos de sus eventos son espectaculares. Tras aceptar la invitación y darle nuestro teléfono, Juan no tardó ni un minuto en llamarnos. Nos pilló desprevenidos pero nos excitó enseguida esa prisa. Hablamos unos minutos, y descubrimos que Juan es un hombre afable y educado, casi un intelectual aunque vaya muy salido. Nos contó que su pareja Paula y él tenían una fiesta en ciernes, en menos de dos semanas. Ahí estarán mis mejores amigos y amigas, cuatro parejas que llevamos mucho tiempo quedando, de toda confianza, gente que sabe estar. Mi marido y yo nos lo pensamos unos segundos y les dijimos que sí, que íbamos a estar. El lugar de

31. MAITE Y UN DESCONOCIDO

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  Maite ha pasado los cincuenta, pero se le debe reconocer que se conserva de maravilla y que es muy atractiva. No es nada raro que hombres mucho más jóvenes la miren con interés y sin disimulo. Se cuida, se viste con gracia y suele coquetear, cosa que su marido Santi sabe y consiente, orgulloso de tener a una mujer deseada. A principios del verano, el marido tuvo unos días libres y se fueron a un balneario en la montaña. Por lo visto (por lo que me contó ella), nada más llegar Santi andaba muy caliente y se encamaron, y la tuvo un buen rato. Sin embargo, el marido terminó antes que ella y Maite se quedó con ganas. Entre eso y el ambiente relajado del balneario, y la gente paseándose cubierta solo con un albornoz, Maite se fue excitando. A la mañana siguiente, Maite se levantó igual de excitada o quizás más. Santi le propuso instalarse en un rincón del jardín con mesas de bar para tomar el sol. Era un lugar discreto y algo apartado de la gran terraza, y casi oculto tras unos arbustos.

30. MI PRIMERA DOBLE

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Aunque mi marido y yo llevábamos varios tríos en nuestro haber, la verdad es que jamás me había llegado el momento de experimentar una doble penetración. Sé perfectamente que eso es una fantasía, y que salvo los actores del porno nadie sabe hacerla bien. Pero una no deja de fantasear. Llevaba un tiempo pensando en las dobles e incluso me puse a buscar vídeos, que no faltan. La mayoría de las imágenes nos muestran lo que todas pensamos: tener un pene en la vagina y otro en el ano. Pero he ahí que descubrí las dobles vaginales e incluso las anales, que deben ser dolorosas para la mujer. Justamente por esta época, Luis contactó con un macho corneador experimentado y le invitó a casa. Yo estaba nerviosa, pero en el buen sentido: sentía que se aproximaba mi primera experiencia de doble penetración. Y la verdad es que todo fue bien, pero resultó imposible completar la doble. Una vez fallaba uno, otra vez el otro, e incluso a mi me entró un ataque de risa que fastidió el último intento. Tuve